
Detenido por simular ser el intermediario en el secuestro de Ávila para hacerse famoso
José L. H. utilizó a un periodista al que le aseguró que le habían pedido un rescate de 10 millones de euros La investigación se vio afectada porque esa pista fue seguida
Actualizado: GuardarEl esperpento hecho delito. Al menos, ésa es la sensación que ha quedado entre los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial cuando ayer detuvieron a un joven de 26 años que se había hecho pasar por intermediario de la familia de Rafael Ávila durante el tiempo que duró el rapto del empresario. Su implicación, sorpresas aparte, tuvo una consecuencia grave en la investigación que realizó la Policía y que culminó con la liberación de la víctima. Los agentes siguieron su pista como una más de las líneas que explotaron a contrareloj para dar con el empresario. El tiempo que invirtieron en la información que daba este individuo fue un tiempo perdido, porque resultó ser un farsante.
El protagonista de esta rocambolesca historia es José L. H., vecino de Cádiz y con antecedentes por estafa y simulación de delitos. Su mentira, según fuentes consultadas por este periódico, la urdió a partir de una mera casualidad. Días antes de que se produjera el secuestro, José entró en contacto con un periodista para que denunciara las condiciones de su infravivienda de la capital. Buscaba que el Ayuntamiento le proporcionara una casa.
El detenido no dio su nombre verdadero y se identificó con el apellido Ávila, sin saber que poco después un empresario apellidado de la misma manera iba a ser víctima del secuestro más duro ocurrido en España.
Cuando Rafael cayó en manos de sus captores, el periodista recordó que había conocido a alguien que tenía el mismo apellido y volvió a ponerse en contacto con él para saber si sólo era una simple casualidad. José L. H. no lo dudó y le confirmó al informador que estaba ante un familiar del empresario. Como reconoció ayer mismo en la Comisaría, tras ser arrestado, vio la oportunidad de sacar dinero y, sobre todo, de hacerse famoso. Al menos consiguió salir por televisión mostrando una falsa inquietud ante la falta de noticias sobre el estado de la víctima.
En una de las llamadas que le hizo al periodista, le aseguró que los secuestradores habían pedido 10 millones de euros y que él debía ser la persona que entregara el rescate. El desarrollo de las pesquisas que llevaba a cabo la UDEV central junto con sus compañeros de unidad de Cádiz terminaron por apartarlo de la principal línea de investigación que desembocó en el asalto al chalé de Almonte y a la liberación del empresario que estaba confinado en pésimas condiciones.
Resuelto el caso, la Policía se puso manos a la obra para desenmascarar al farsante, que fue denunciado por el informador al que había utilizado como gancho para sus propósitos, y que había provocado más de un quebradero de cabeza a los investigadores, desviándolos de la solución final. En la tarde de ayer fue detenido por simulación de delito en Cádiz y conducido a la Comisaría donde durmió en los calabozos tras someterse al primer interrogatorio. Varios de los policías que habían participado en el caso se desplazaron desde Madrid para oir la confesión del falso intermediario. Lo reconoció todo y sólo alegó que pretendía ganar fama y de paso algún dinero. Hoy pasará a disposición judicial.
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