PASADO. Un perro policía ataca a un activista durante una concentración en Alabama. / AP
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'Sweet home, Alabama'

En la capital de la azalea, el segregacionismo pervive; es el único estado que no ofrece abogados de oficio a los condenados a muerte

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Bienvenidos a Mobile, Alabama, donde nunca pasa nada. La capital del mundo de la azalea, disponible en más de cincuenta variedades y colores. La patria chica del cantante Jimmy Buffet y del escritor Winston Groom -autor de Forrest Gump-, que escaparon de aquí en cuanto pudieron. La recepción del hotel Malaga Inn presume de sus ilustres invitados... treinta años atrás. Julie Beem, la dueña, sonríe junto a Michael Landon y Ronald Reagan. «Se alojó aquí durante la campaña electoral, el año que lo eligieron presidente». George W. Bush también se pasó por Mobile cuando el Katrina inundó sus calles. No se quedó a dormir.

Este trozo de costa encajado entre Florida y Mississippi es la única salida al mar que tiene Alabama, un estado tristemente célebre por una política segregacionista que llega hasta nuestros días: todavía hoy es el único que no ofrece abogados de oficio a los condenados a muerte. En Montgomery, Alabama, el 5 de diciembre de 1955, Rosa Parks, una mujer negra que volvía a casa del trabajo en autobús, se negó a levantarse para ceder su asiento a un blanco. Su arresto originó un boicot de un año contra la compañía y encendió la llama de la lucha por los derechos civiles.

Vitrinas del cuartelillo

El Museo de la Policía de Mobile también recoge los avatares racistas del cuerpo. Llamar museo a las vitrinas del cuartelillo quizá suene presuntuoso, pero los objetos expuestos cuentan más de la vida de la ciudad que el museo local. Hay toda clase de armas requisadas a malhechores y recortes de prensa con hitos históricos: la primera mujer policía, allá por los 70, y el primer oficial afroamericano, a finales de los 50, que llegaría a comisario. «Cuando iba en el coche patrulla tenía que escuchar a otros compañeros: 'Perseguimos a un negro por la calle Jefferson'. Eran otros tiempos», se lee en una entrevista.

Los agentes de servicio no parecen muy impresionados por lo que debe ser la única visita que reciben en meses. Sestean indolentes junto al mayor logro en la historia del cuerpo: la detención en 1969 de Patricia Krewinkle, una de las secuaces de Charles Manson. «Hoy también hay problemillas de vez en cuando, pero es una ciudad tranquila». En la misma calle Dauphin se encuentra otra atracción local, la tienda de cacahuetes A&M, que lleva tostando frutos secos en el mismo horno desde hace 90 años. «Las cosas están mal, la gente ya no compra como antes», reflexiona Lamar mientras tuesta cacahuetes. Obama da esperanza, pero dudo de que le dejen hacer todo lo que pretende».

El candidato demócrata quiere traer de vuelta a los soldados de Irak, algo de lo que no quieren ni oír hablar en el USS Alabama Memorial Park, un parque temático a las orillas del Golfo de México, «donde la historia se funde con el heroísmo». Se puede ver y enredar en submarinos, aviones de combate y una lancha de patrulla fluvial como la de Apocalypse Now. La pieza estrella que da nombre al centro es el USS Alabama, un portaaviones que sobrevivió a nueve batallas durante la II Guerra Mundial sin un rasguño. Los folletos hablan de «liberación de Irak» para referirse a las últimas hazañas del Ejército. Bob Cooper está disfrutando hoy más que su hijo. «Veo esta grandeza y me siento orgulloso de ser americano».

De vuelta al downtown, Pete, uno de los guías del Museo de Mobile, no se deja llevar por tanto entusiasmo patriótico. Nació aquí, y recuerda que, de chaval, la calle Royal bullía de gente. Hoy aparece desierta. Proliferan los tugurios oscuros con billares y neones. «Esto no es lo que era, pero Mobile ha empezado a levantar la cabeza. Dentro de poco contaremos con un muelle de atraque para cruceros. Vendrán turistas de Europa y les enseñaremos la historia de la ciudad. El revulsivo fue el Katrina; ¿ves el suelo? Aquí había dos palmos de agua. Varias empresas han comenzado a comprar edificios del centro. Crecemos otra vez».

Diluvia sobre Mobile y el teatro Saenger, con su marquesina tan Broadway, no programa función. Ocho banderas rojigualdas preconstitucionales se empapan en su mástil en la plaza de España, observadas por la estatua del explorador Hernando de Soto, el primero que cartografió la región. Siglos después, los Lynyrd Skynyrd cantarían Sweet home, Alabama para cagarse en Neil Young y reivindicar el orgullo sureño.