La campaña global Cuba

«Con los demócratas nos va menos mal»

Desde Fidel Castro a los disidentes votarían al candidato afroamericano

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Si el resultado de las elecciones estadounidenses dependiera de los cubanos, Barack Obama ganaría sin dificultad. Salvo Fidel Castro, ningún dirigente declara públicamente sus preferencias, pero desde los medios -todos controlados por el Estado- se destacan los aspectos negativos de John McCain y Sarah Palin, «sucesores de Bush». Hasta los disidentes apuestan por el candidato negro.

La campaña se sigue de cerca en la isla porque los dictados de la Casa Blanca influyen directamente en el embargo, endurecido cada vez que la Administración es republicana. «Con los demócratas nos va menos mal», sostiene Jorge Risquet, uno de los veteranos dirigentes comunistas. Pero recuerda que «todos los gobiernos de Washington, desde Eisenhower hasta George W. Bush, tal vez con la excepción de Carter, han pretendido destruir la revolución». Pervive aquella premisa que sostiene que 'lo más parecido a un republicano es un demócrata'.

Al compartir las mismas raíces africanas, negros y mulatos, mayoría entre los once millones de cubanos, apoyan a Obama, pero temen que corra la misma suerte que Martin Luther King. «Ojalá ganara, pero al 'brother' se lo van a cargar. Todavía hay mucho racismo», cree el mestizo Emilio A. De su misma opinión es hasta el convaleciente Castro, que advirtió que estaba vivo «de puro milagro».

Obama ha adelantado que no levantará el bloqueo, que dura ya 45 años, pero se manifestó dispuesto a dialogar con los hermanos Castro y a suspender durante noventa días las restricciones para enviar ayuda humanitaria que palíe la devastación causada por la última oleada de ciclones.

Aunque, según fuentes diplomáticas, el Gobierno de Raúl Castro preferiría que se mantuviera un republicano porque, si Obama retira la limitación a los cubanoamericanos de viajar a la isla sólo cada tres años y facilita el envío de mayores remesas y paquetes, el régimen revolucionario perdería parte de su fuerza.

«Negras intenciones»

De cualquier manera, esta idea no se reconoce de forma oficial. «¿Negras intenciones de la esperanza blanca?», se interrogaba Juana Carrasco en el periódico 'Juventud Rebelde', alertando sobre el racismo, las «triquiñuelas y dinero» como componentes del senador por Arizona, sin olvidar las reuniones exclusivas de Palin «en barrios selectos», del dinero recaudado y de la carta del embajador ruso pidiendo una contribución de entre «35 y 5.000 dólares (28 y 4.000 euros).

La propaganda, de cualquier forma, es innecesaria. Hasta la oposición interna al régimen -presentada como mercenarios a sueldo de Washington para desestabilizar el país- prefiere a Obama porque piensa que al bajar decibelios a la confrontación podría abrirse el camino para acelerar las reformas, estancadas a raíz de la crisis mundial y la hecatombe provocada por los huracanes 'Gustav' e 'Ike'.

El economista Oscar Espinosa, uno de 75 disidentes condenados en 2003 y luego excarcelado por razones de salud, estima que la actitud «flexible» del senador por Illinois «pudiera alentar a los sectores reformistas presentes en el Gobierno, en el partido y en la sociedad cubana».

El veterano, y más duro, Vladimiro Roca, ve asimismo con mejores ojos la propuesta «más sensata» del demócrata, que rompe «el esquema de 'plaza sitiada' que trata de mantener el Gobierno de La Habana para justificar la represión y la cerrazón», mientras que con McCain subsistiría «la línea dura y el enfrentamiento verbal para mantener el planteamiento de que somos un país ahogado por la mayor potencia del mundo».