La Policía arresta en Pamplona a un miembro del 'Nafarroa'. / AP
ESPAÑA

La Policía captura al 'comando Nafarroa' de ETA antes de que empiece a atentar

Los cuatro detenidos, tres en Navarra y una en Valencia, tenían cien kilos de explosivos, armas e información sobre objetivos

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La Policía Nacional desarticuló en la madrugada de ayer el nuevo comando Nafarroa de ETA, y lo hizo apenas días antes de que los terroristas comenzaran a actuar con una campaña de atentados de todo tipo en la comunidad foral.

Los servicios de Información, que detuvieron al cabecilla del grupo y a sus tres miembros legales en una operación desarrollada en Navarra y Valencia, se incautaron de todo un arsenal listo para usar que incluía cerca de cien kilos de explosivos, armas y documentos de elaboración muy reciente sobre «todo tipo» de posibles objetivos de atentados.

Según informaron mandos de la lucha antiterrorista, la investigación sobre este grupo comenzó hace varios meses, cuando los expertos sospecharon de los movimientos de varios de los integrantes del comando. El operativo se aceleró hace tres semanas, tras constatar los agentes que los terroristas acababan de recibir el cargamento de armas y explosivos. Desde entonces, los cuatro sospechosos habían sido sometidos a una «vigilancia sin precedentes» ante el temor de que pudieran adelantar su campaña de atentados.

La redada terminó con el más reciente intento de ETA de tener una estructura estable en Navarra. Se desató a las 03.00 horas de la madrugada de ayer martes. El dispositivo se adelantó 24 horas debido a que una de las terroristas sospechaba que estaba siendo seguida y había huido a Valencia.

Bajo la coordinación del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, decenas de funcionarios de la Comisaría General de Información y de las Brigadas Provinciales de Navarra y Valencia irrumpieron de manera simultánea en los domicilios de los cuatro activistas.

Sospechosos conocidos

El primero en caer fue el supuesto cabecilla del grupo, Aurken Sola Campillo, de 29 años, detenido en una vivienda del número 6 de la calle Remigia Echarren de Pamplona, donde vivía con su novia. Además de varias cajas con documentación, los agentes se llevaron el automóvil del arrestado.

Sola Campillo ya había sido arrestado por la Guardia Civil el 28 de febrero de 2002 acusado de ser colaborador e informador del comando Urbasa de ETA. Estuvo dos años en prisión y en mayo de 2005, tras un pacto entre la Fiscalía y su defensa, fue condenado a sólo quince meses de prisión.

Casi al mismo tiempo de Sola fue capturado en su casa de la calle San Nicolás, en el casco viejo de la capital pamplonica, Xabier Rey Urmeneta, de 27 años. En la localidad navarra de Añorbe fue detenido poco después Sergio Boada Espoz, de 29 años. Éste último, al igual que Sola Campillo, era un viejo conocido para las fuerzas de Seguridad: fue condenado a tres años de cárcel por un delito de atentado contra la autoridad por lanzar varios cócteles molotov a agentes de la policía en marzo de 1997 en Pamplona.

La última en ser detenida fue la cuarta supuesta integrante del comando, Araitz Amatriain Jiménez, de 26 años. La mujer, novia de Rey Urmeneta, fue arrestada en una casa del número 1 de la Avenida de Francia, de Valencia. Según los servicios de Información, la mujer había viajado hace unos días a la capital levantina ante la sospecha de que estaba siendo seguida por la Policía y se había refugiado en casa de su tía con la excusa de realizar un curso de informática.

El Ministerio del Interior insistió ayer en que la estancia de la activista en Valencia era «circunstancial» y descartó que la banda terrorista tenga o trate de establecer una infraestructura estable en la región levantina.

Tras las detenciones, los efectivos de la Comisaría General de Información realizaron siete registros en domicilios y locales. Muy exhaustivo fue el de la casa de la familia de Sola de la calle Eslava de Pamplona. Los policías también allanaron la casa de los padres de Xabier Rey en el Barrio de San Juan de la capital foral.

El arsenal

La confesión de uno de los detenidos y los documentos incautados en los registros llevaron a los funcionarios hasta el gran escondite del comando: un trastero propiedad de Rey Urmeneta en el número 9 de la calle Padre Tomás Burgui, del barrio pamplonés de la Chantrea.

Allí los agentes se incautaron de todo el arsenal que ETA les acababa de enviar, probablemente desde Francia. Había 79 kilos de nitrato amónico, 15 kilos de polvo de aluminio «atomizado», cinco litros de nitrometano (el combustible de aeromodelismo robado en Francia en octubre de 2007 y que ETA usa como refuerzo para sus explosivos), dos bolsas de medio kilo de pentrita y cordón detonante.

Todas estas sustancias, destacaron responsables del Tedax, sirven para fabricar amonitol, el potente explosivo que la organización terrorista utiliza desde hace unos meses.

Además, los especialistas hallaron dos revólveres envueltos en plástico del calibre 38 SP, munición para estas armas, un temporizador Dazobig 57 de última generación para activar bombas lapas con el anagrama de ETA, tres grandes fiambreras para lapas, otros cinco temporizadores Urteko, material para fabricar las bombas y documentos en soporte papel e informático con supuestos objetivos.

También se encontró el gran bidón de plástico, aún con restos de tierra, en el que ETA escondió el arsenal antes de su entrega.

Los mandos de la Comisaría General de Información sostienen que el comando recién desarticulado tenía órdenes expresas de comenzar a atentar «cuando pudiese y contra quien pudiese». Los agentes apuntan a que el grupo poseía material para perpetrar, al menos, seis atentados con explosivos, sobre todo bombas-lapa y mochilas, aunque no descartan que los terroristas estudiaran la colocación de, al menos, un coche embutido de explosivos.

Los datos sobre posibles objetivos, insisten los investigadores, están «muy elaborados», son «muy recientes» e incluyen a personas y entidades de «sectores muy variados» de la sociedad navarra.