«En el mar pienso en lo importante»

Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lluvioso...» Herman Melville describía en el arranque de Moby Dick la fuerza invisible que empuja a los hombres a poner sus pies al borde del agua y hacerse a la mar. Algunos, los más valientes, consiguen vivir en la zozobra que media entre los temporales y las calmas, en la compañía radical de la libertad y los naufragios. Francis Joyon podría haber sido «etnólogo o militante pacifista», pero se convirtió en ejemplo de Melville. En tierra es «un tipo normal con familia y amigos», pero la leyenda de la navegación es capaz de encontrarse a sí mismo cuando no huele a tierra y camina por la delgada línea que separa la heroicidad de la tragedia: «Cuando estoy solo en un desafío tengo tiempo realmente de pensar muchas cosas. De pensar en las cosas importantes. Reflexiono sobre mi vida como en ningún otro sitio. Pienso acerca del agua, acerca de los océanos, de toda la energía que gastan los hombres en tierra para machacar este pequeño planeta y también a sus semejantes».