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ANÁLISIS

La Bolsa, sin fondo

Siempre se ha dicho que la Bolsa anticipa la evolución de la coyuntura y que ayuda a medir su 'temperatura'. Si esto es así, ya pueden abrigarse dado que los índices reflejan niveles propios de una anemia grave. El primer golpe a la Bolsa se lo asestó la crisis financiera, que además de mostrar las heridas profundas del sistema, abonó los mercados con una terrible dosis de miedo. El segundo golpe se lo propinó la confirmación de la recesión generalizada.

IGNACIO MARCO-GARDOQUI
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El futuro de la economía real se presenta complicado por culpa de una financiación más escasa y más cara y un consumo en franco deterioro. Los beneficios serán menores y los precios se ajustan a expectativas. Pero, curiosamente, el golpe definitivo a la Bolsa se lo han dado sus propias virtudes. En esta crisis, la liquidez se ha convertido en el bien más preciado y escaso y la Bolsa es el único mercado organizado que la proporciona de forma inmediata y sin restricciones.

Todo aquel que necesita dinero acude al sistema financiero, pero éste se ha vuelto cicatero y ha elevado sus exigencias de riesgo y costo. Si se dispone de otros activos, por ejemplo inmobiliarios, lo más probable es que se hayan convertido en ilíquidos, porque no tienen precio al carecer de demanda.

Así que los 'vendedores forzosos' acuden a la Bolsa. Allí no miran las cotizaciones. Sencillamente, tienen que vender para saciar su sed de liquidez y venden a cualquier precio, porque siempre encuentran contrapartida, aunque sea decepcionante. A otros, como los gestores de fondos, les ocurre algo similar. La composición de los patrimonios, tanto personales como empresariales, ha virado desde las posiciones de riesgo expuestas a la renta variable hacia otras más conservadores de la renta fija pública. Por eso, cuando reciben las correspondientes órdenes de venta, cierran los ojos y venden.

Entre todos estos factores han conseguido hundir a la Bolsa. ¿Cuándo reaccionará? Muchos valores han alcanzado ya cotizaciones absurdas que descuentan escenarios inimaginables. Pero la crisis ha demostrado que pueden llegar a ser reales. Así que habrá que esperar a que la economía real toque fondo para que empiece a adelantar coyunturas más favorables. Si el 'termómetro de la Bolsa' no se ha roto con tanta volatilidad, ése será el momento del cambio de tendencia. Paciencia.