
«Mis padres se han llevado toda la vida luchando por una vivienda»
Uno de los afectados por el derrumbe relata el miedo que tienen a perder su casa Podrían ser realojados en viviendas municipales, porque el proceso será largo
Actualizado: GuardarConcepción Marchena y Juan Carlos Romero, junto a su hijo del mismo nombre, son una de las familias que han tenido que ser realojadas en un hotel, a consecuencia del derrumbe de una vivienda en La Constancia el pasado viernes. Los tres pernoctan en El Ancla, y aunque se alegran de que su casa y porsupuesto ellos mismos no hayan recibido daño alguno, sí lamentan la situación que atraviesan junto a 15 familias más, que se encuentran fuera de sus hogares por un tiempo indefinido.
«Nosotros vivimos en la puerta de enfrente -recordó ayer Juan Carlos Romero hijo, de 28 años- y nos despertamos esa noche con un jaleo enorme. Era algo fuera de lo normal, y cuando salimos vimos a los dos hijos del matrimonio intentando tirar la puerta del segundo, hasta que uno de ellos se arrojó por el socavón y entonces llegó la Policía, y comenzaron a retirar los escombros». A pesar de vivir en la misma planta de los afectados, tras una primera inspección los técnicos han certificado a esta familia que su vivienda no ha sido perjudicada por el impacto.
Sin embargo, las obras que se llevarán a cabo les obligarán a estar realojados por un tiempo considerable, como así lo reconoció a LA VOZ el director de Bienestar Social, José Manuel Jiménez. «Nosotros hemos acabado aquí porque no cabíamos en el piso de mi hermana -aclaró Romero- y esto va para largo. Nos han dicho que nos llevarán al albergue municipal con los demás, pero no sabemos por cuánto tiempo».
A este respecto, Jiménez confirmó que cabe la posibilidad de que los vecinos sean trasladados a viviendas municipales, siempre que las ejecuciones se prolonguen en el tiempo, y atendiendo a las necesidades de cada familia. Aunque los entrevistados por este medio han destacado la colaboración prestada por el Ayuntamiento hasta el momento, muchas son las dudas que les invaden en este sentido, junto al miedo de no saber qué va a ocurrir con su domicilio y la incomodidad que conlleva vivir en hostales o albergues de forma continuada.
«Yo creo que aún no nos hemos dado cuenta de lo que está pasando. Somos gente humilde y te preocupa qué pasará con tu vivienda, mis padres se han llevado toda la vida luchando por tenerla y a lo mejor se quedan sin ella. Tampoco sabemos hasta qué punto llegará la ayuda del Ayuntamiento, si continuarán con este apoyo».
El joven considera que la mala suerte ha contribuido en cierto modo a lo sucedido, pero no deja escapar el hecho de que la rehabilitación de la barriada se haya prolongado demasiado en el tiempo. «La rehabilitación ha estado muy parada porque dejaron de pagar durante mucho tiempo a los obreros, que eran parados de la barriada. Los trataron muy mal, y cuando han retomado las obras los trabajos han ido muy lentos».
Además, Romero se lamenta de estar «viviendo de prestado», pues a pesar de que cuentan con comida y techo todos sus objetos personales siguen en la vivienda, y para cualquier gestión como el lavado de la ropa tienen que acudir a sus familiares. No obstante, pero suerte han corrido sin lugar a dudas Paco Flores y su mujer, María Coronil, la pareja que continúa ingresada en el hospital y cuyo dormitorio ha quedado reducido a escombros.
Ayer su hijo confirmaba que la evolución es favorable, a pesar de los politraumatismos de su madre y de los daños sufridos por su padre en la zona torácica. El mismo Flores, no obstante, reconocía que «estamos vivos de milagro», y confía en que puedan salir del centro sanitario en unos días, para ser cobijados en casa de su hija hasta que se arregle la vivienda.
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