Paco Yesa capataz del Valle «La gran mayoría no piensa ya en la Virgen portada con horquillas»
A seis días de la Coronación de la Virgen del Valle, cuando la historia se anotará un nuevo hito cofrade, pulsamos al artífice de la excepción costalera de San Telmo
Actualizado:En ese reino de las horquillas que es la Hermandad del Cristo de la Expiración él, Francisco Yesa Ruiz, representa la garantía de una perseverancia manifiesta: la de un puñado de costaleros que atestiguan, bajo los trabajaderas, su fervor a María Santísima del Valle. Cumple veintitrés años al frente de esa cuadrilla. Y no muy lejos de aquella fecha en la que él iniciaba esta trayectoria el expediente para la coronación daba ya sus primeros pasos.
-¿Cómo han sido, Paco, esos años que tan cerca te colocan ya de tus bodas de plata?
-Pues placenteros en determinados momentos y también duros en algunos otros. A lo largo de estos veintitrés años han pasado por la Hermandad muchas juntas de gobierno, gente muy diversa. También por la cuadrilla ha pasado mucha gente. Y no es oro todo lo que reluce, no han faltado los contratiempos y los roces propios de las relaciones humanas. Pero yo los valoro muy positivamente.
-¿Y con quienes fueron los roces que más dolieron, con miembros de las juntas de gobierno que conociste durante ese tiempo o con tus propios costaleros?
-Los problemas más grandes suelen surgir con las juntas de gobierno. Sobre todo con las personas que no tienen lo que yo llamaría cultura costalera, y a veces incluso meramente cofradiera. Ya sabes que ésta no es una hermandad que tenga tradición de costaleros. No la ha tenido nunca por su forma de llevar los pasos, incluso el de la Virgen que también fue portado con horquilla hasta el año cincuenta y tantos. A mí me ha costado romper con muchos moldes y enfrentarme a veces a situaciones que no han sido comprendidas por las personas que llevaban en esos momentos las riendas de la Hermandad. Pero nunca llegó la sangre al río.
-¿Te has sentido muchas veces isla enmedio de ese mar de horquillas?
-En un primer momento me sentí aislado, solo. Sufrí, incluso, momentos duros en los que no me faltaron ganas de tirar la toalla. Pero uno está ahí por lo que está. Y desde mi propia familia se me ha recordado mucho que lo importante siempre es la Virgen. En esos momentos de debilidad se me ha recordado el motivo. Eso es lo que me ha alentado a seguir en los momentos difíciles.
-¿Se siguen queriendo horquillas para el paso de palio? ¿Puede residir ahí la razón de esas desazones que hayas podido sufrir?
-No quiero ni pensarlo. Es una realidad que hay un grupo grande de hermanos que hoy sienten y ven las cosas de otra manera. Cuando yo me hice cargo de la cuadrilla no había ni treinta costaleros. Afortunadamente hoy pasan de los ochenta. Algo ha cambiado. Hoy en día la gran mayoría no piensa ya en la Virgen portada con horquillas. Sería desandar los caminos andados. Volver atrás no tiene ningún sentido. Los costaleros son hoy, en la Hermandad, gente mucho más respetada que hace treinta años.
-¿Y cómo de culpable es el capataz de ese respeto ganado por los hombres de su cuadrilla? Por no preguntarte, Paco, qué culpa tienes de que la Virgen siga portada con costaleros...
-El capataz ninguna. Soy un hermano enamorado de su hermandad que tuvo la dicha o la desgracia de venirme a vivir a Sevilla en una época en la que la cuadrilla de la Virgen del Valle pudo contribuir a mejorar cómo andaban entonces los pasos en Jerez. Yo tuve la suerte de ver aquí (en Sevilla) unas cosas que a mí me gustaban pero el esfuerzo fue de todos. Yo lo intenté trasladar a mi cuadrilla y mi cuadrilla al resto de cuadrillas de Jerez.
-Lo que no ha quitado para que este fin de semana la Virgen sea trasladada sobre horquillas en un palio que recuerda otras épocas...
-Por supuesto. Y, además, todos encantados. Yo creo que la felicidad de las cosas está en saber compartirlas. Si eso se hace por amor a la Virgen y ese deseo de llevarlo de un modo u otro responde, sólo y exclusivamente, al cariño que se le pueda tener a la imagen todos estamos encantados de poder compartirla. Por eso tenemos una ocasión de tener una estampa distinta de la Virgen del Valle.
-Veintitrés años cumples al frente del Valle. Tienes casi la misma antigüedad que el expediente por el que será coronada ahora. ¿Cómo recuerdas aquellos primeros pasos con los que se soñaba en San Telmo con lo que ocurrirá el próximo sábado?
-La idea parte de un hermano nuestro que es, realmente, el que más ha trabajado por ello. Se llama Antonio Romero Rodríguez. Yo dije que en la primera ocasión que tuviera, públicamente, de hacer constar su nombre en pro de esta coronación así lo haría. Y así lo hago ahora contigo, Gabriel. La idea surge en la celebración del cuarto centenario de la Hermandad, que se celebró en el 88. Antonio ha estado como una hormiguita engordando ese expediente hasta la llegada de este momento.
-Seis días faltan para cumplir ese sueño y para que vuelva, ya en su paso, coronada a San Telmo. ¿Cómo se está preparando esta procesión?
-Se está haciendo, como todos los actos preparatorios, con el máximo cariño y entrega. Y eso me ha sorprendido gratamente porque he visto una junta de gobierno, en su mayoría hermano cargadores, volcada con esta coronación. Todo se ha organizado con el máximo cariño pero también nos hemos encontrado con obstáculos que nos han impedido hacerlo mejor aún. A ver si el tiempo acompaña y disfrutamos todos, que será un día grande para la Hermandad y para Jerez.
-Y para los Yesa, una familia clásica en la Hermandad. Hubo un tiempo en que Antonio era más conocido como el hermano mayor del capataz. ¿Han cambiado las tornas, eres ahora el hermano del hermano mayor?
-Sí, salta a la vista. De un tiempo a esta parte soy más el hermano del hermano mayor. He intentado ayudarle cuanto he podido. Él lleva las riendas de la Hermandad y para mí, que soy el mayor de los hermanos, es un orgullo. Siento ahora el mismo orgullo que sentiría mi padre si pudiera vivirlo.