![](/cadiz/prensa/noticias/200810/26/fotos/012D7JE-JER-P1_1.jpg)
¿Qué Cristo de hermandad!
La casa de hermandad es un hervidero de hermanos esta semana El montaje del altar de coronación, una de las sorpresas más reservadas por la hermandad
Actualizado: GuardarHacía tiempo que no visitaba una hermandad. Ya saben, los preparativos de la propia le incapacitan a uno a ir visitando otras cofradías donde tiene amigos, como hacía en tiempos no muy lejanos. Así que decidimos acercarnos para este primer número de La Voz Cofrade a la Ermita del Cristo, para comprobar de primera mano cómo iban los preparativos de la Coronación Canónica de María del Valle.
Durante dos semanas, y sin que ellos lo sepan, me pasé por la Casa de Hermandad del Cristo, con diferentes excusas. Unas veces iba a ver a Javier González Mata, el artífice de que ustedes se estén enterando de lo que pasa por el Campillo y el responsable máximo del protocolo y relaciones públicas, todo un artista. Otras, para hablar con el hermano mayor, Antonio Yesa, que tiene que estar de un servidor hasta las mismísimas narices porque no creo que haya recibido más llamadas de nadie que de mi número de teléfono en las últimas semanas. Otras, para concretar algún reportaje sobre temas variopintos, que van desde la corona de Juan Borrero, hasta el seguimiento de las obras de la parroquia de San Rafael.
Y bueno, pues mientras uno pasea, va y viene, disfruta viendo a la Señora del Valle vestida como nunca se la había visto antes, pues observa, mira, aprende. Disfruta, al fin y al cabo. Porque lo primero que se puede decir de la gente del Cristo es que es gente amable, sencilla, llana. Les gusta la compañía, que haya gente cerca de ellos, que se preocupen por su trabajo. Posaron como profesionales cuando se estaba haciendo este reportaje, y acudieron en masa el pasado viernes a la presentación de estas páginas especiales que tienen ustedes hoy en las manos.
Presumen de cosas sencillas, como de que su cerveza es la más fría de la ciudad. Y no consienten que te vayas de allí sin probarla, y por supuesto, sin pagarla. No ha habido una sola vez que haya tenido que echar mano de la cartera en la Ermita del Cristo, siempre ha habido un hermano de la cofradía que ha abonado la consumición antes que yo.
Y de lo que no presumen es de lo que deben estar más orgullosos, que es de su esfuerzo y dedicación diaria para que la Coronación del Valle sea un hito histórico en la ciudad. La frase que más se puede escuchar de la Junta de Gobierno de la hermandad del Viernes Santo es rotunda: «No preguntes si voy a estar, yo ya vivo aquí».
Un desorden organizado
Llegar a las nueve de la noche es la mejor hora para enterarse de lo que representa la hermandad del Cristo para Jerez. Para empezar, la puerta principal de la Ermita está llena de coches, síntoma inequívoco de que habrá alguien en la casa de hermandad, pero es que es complicado encontrar aparcamiento incluso por Sancho Vizcaíno o Cerrofuerte. Cuando llegas, te das cuenta que la mejor manera de aparcar es como hacen los propios hermanos, en la puerta de la casa de hermandad, una zona peatonal que se ha convertido en parking público por necesidades del guión.
Y es que es necesario, porque dentro se trabaja, y mucho, así que hacen falta muchas manos. En el bar, que curiosamente es lo primero que se ve al entrar en la casa de hermandad, quizá de ahí la fama de los del Cristo, siempre hay gente. El tema de conversación de los que están en la barra, o de los que están sentados en las mesas, no puede ser otro; la Coronación del Valle y todo lo que la rodea. En el tablón de anuncios, colgado, cualquier recorte de periódico que haga referencia a la efeméride, en muchos casos colgados con mucha sorna. También puedes encontrar despiezada la corona del Valle, la de oro, no vaya a ser que entre algún devoto que quiera hacer una aportación de última hora.
Y ruido. Mucho ruido. De la habitación contigua, a la que se accede por una pequeña puerta que hay al final del bar, llegan ruido de martillos, herramientas, voces, decapadores... Cuando entramos, comprendemos lo que es el desorden organizado. Más de veinte hombres se afanan en terminar de montar el paso de palio del Valle, el que lucirá ya hoy en el traslado a la Catedral. Unos funden la cera, otros limpian los candelabros, alguno quita plásticos de embalaje, los de más allá ponen las coronitas a los guardabrisas...
Pero aunque parezca que cada uno va por su cuenta y riesgo, detrás existe una planificación envidiable, que consigue que más de veinte hombres trabajen a un mismo son, como si fueran las piezas engrasadas de un motor o la maquinaria de un reloj de precisión, de tal manera que cuando Paco Yesa, el pasado viernes por la noche, llamó al martillo del paso de palio del Valle, la última perilla del palio estaba terminando de apretarse.
Corriendo nos vamos para la iglesia, para ver a la Señora del Valle antes de la presentación de La Voz Cofrade, y la sorpresa es mayúscula, porque en la Ermita puede haber más de treinta hombres trabajando, moviendo el paso de palio a las órdenes de Joaquín Perea (a este paso, cuadrillero oficial de la Semana Santa de Jerez antes que Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías) para ponerlo en un lugar de excepción en la presentación. El público asistente al acto mirando con incredulidad la escena, mientras que el secretario y el resto de la Junta de Gobierno preparan la mesa, la megafonía y la iluminación de la Ermita.
Más de cincuenta personas trabajando a la par en una hermandad, un verdadero lujo para cualquier corporación que se precie. Pero no contentos con esto, subimos arriba y resulta que la diputación mayor de gobierno entrega a destajo papeletas de sitio para los traslados, reparte invitaciones tanto para el Pontifical como para la procesión y ultima los detalles de las tres procesiones que tiene que montar en apenas una semana, las hermanas acaban de terminar de coser las caídas de palio que llevó ayer el Valle en la procesión, y están rematando la blonda que se le ha colocado al manto isabelino, el hermano mayor atiende a todos y a ninguno...
Total, que nos vamos con la sensación de que ser hermano del Cristo es algo diferente. Que lo están disfrutando y que se merecen esta felicidad. Así que volveremos la semana que viene, a ver si nos han colgado a nosotros en el tablón de anuncios...