POCOS CAFÉS. Milagros Zamudio, en el Bar Alháquime. / A. R.
EL PUEBLO MÁS POBRE

«Ningún turista pasa por Torre Alháquime»

La propietaria de uno de los dos bares del lugar se resigna al escaso nivel adquisitivo

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Milagros Zamudio es una de las propietarias del Bar Alháquime, uno de los dos establecimientos hosteleros con los que cuenta el municipio serrano de Torre Alháquime, el más pobre de Cádiz. Reconoce que en el pueblo «se nota que el poder adquisitivo de la gente no es muy alto» y, encima, la crisis de la construcción ha dejado sin trabajo a los pocos jóvenes que se iban al tajo en la costa y luego consumían. A cambio, le quedan los jubilados y sus cafés para toda una tarde y el fútbol de los fines de semana. Los turistas no se detienen en este pueblo.

Esto supone que cualquier obra, por pequeña que sea, que se lleve a cabo en el pueblo resulta una fuente de ingresos importante para estos bares, ya que facilita la venta de algunos desayunos y menús extra.

Una de las explicaciones de la falta de negocio en el municipio, además de que se trata de un pueblo de menos de 900 habitantes, es que no cuenta con ingresos procedentes del turismo. A pesar de que es un pueblo tranquilo donde se puede descansar, no existe ni un solo establecimiento hotelero o una red de alojamientos rurales disponible. De hecho, actualmente sólo se puede alquilar por noches un estudio, aunque pronto se abrirá la primera casa rural.

Tampoco el turismo de fin de semana, que da de comer a otros vecinos como Villaluenga, Benaocaz y, sobre todo, Benamahoma, Grazalema y El Bosque, llega a Torre Alháquime.

En cuanto al sector industrial y comercial, un par de pequeñas chacineras es todo lo que tiene el pueblo. Por sus calles pueden verse pocas tiendas y los vecinos suelen acudir a Olvera, situada a cinco kilómetros, a hacer sus compras habituales.