Mercado piloto
Los minoristas de la plaza han tenido la ocasión de comprobar 'in situ' sus nuevos puestos; lo que han visto no les ha gustado
Actualizado: GuardarLos minoristas del Mercado Central de Cádiz pudieron visitar los puestos pilotos montados, ex profeso, para que se hicieran una idea de cómo van a ser sus condiciones de trabajo a partir de ahora. La noticia tiene cierto entrañable olor a naftalina y parece sacada de un Cuéntame nostálgico que nos devuelve a esos tiempos en los que las promociones sociales tenían su piso piloto, para que los novios y las familias en crecimiento pudieran ir haciendo planes, a golpe de metro desplegable, para amueblar la casa. En estos tiempos de arquitectura asistida por ordenador, en los que los niños juegan a edificar ciudades y los mayores compran y especulan sobre plano, con las calidades fijadas por adelantado, parece extraña esa vuelta a lo concreto del que necesita tocar para creer. Lo que han tocado los minoristas del mercado parece que no les ha gustado. Y es una pena que los responsables de esta idea no hayan abierto las visitas a esos puestos pilotos al resto de los gaditanos, como un adelanto de la Fiesta de los Mercados que se celebrará mañana, para que también todos pudiéramos opinar sobre lo que hemos visto, sin necesidad de creernos, como una cuestión de fe política, una utilidad que ya se verá si es cierta.
El Mercado Central tiene cien años. Aunque, a partir de ahora, habrá que precisar que esa edad la tendrá sólo su perímetro exterior, porque el vaciado de su interior, en aras de la funcionalidad, lo convertirá en un edificio distinto. Es cierto que ese Mercado no estaba incluido en ninguna figura de protección del patrimonio histórico, pero también que su estructura antigua era un bien de la memoria emocional de muchos gaditanos. Que una y otra vayan por sitios distintos es una laguna legal. Había que remodelarle su viejo esqueleto, es cierto, pero igualmente conservar la vinculación con su pasado inmediato, que es tanto como que lo reconozcamos como nuestro cuando se inaugure. No me adelanto. Ya se verá qué se ha hecho. De momento, hay que preguntarse si se ha mejorado su vieja utilidad, porque para eso se prefirió la reforma completa antes que la restauración de lo deteriorado.
Motor económico
Si, como se dice, se quiere que el mercado actúe como motor de la economía del centro de la ciudad, debe ser rentable para los minoristas y atraer clientes y visitantes. Para los primeros sigue sin solucionarse el problema de la carga y descarga. Se descartó un aparcamiento subterráneo específico para eso y ni siquiera se planteó el hacerlo en altura, empleando ascensores. De nuevo, el Arco de Garaicoechea, como entrada de vehículos, limitará el movimiento de las furgonetas altas. Y seguirán arremolinados los vehículos parados en aquella zona. Tampoco se ha presentado aún el plan para convertir en peatonal la plaza Libertad, a pesar de que se anunció para finales de verano. Convertir en un paseo agradable lo que, tantas veces, es la obligación de comprar para alimentarse, es una buena iniciativa. También lo sería ampliar al fin de semana, de una vez, los autobuses que unen el Paseo Marítimo con el casco histórico. Es vergonzoso tener que advertir a los turistas que los esperan, en paradas junto a los principales hoteles además, que algún responsable municipal sigue creyendo que esa línea es usada sólo por estudiantes. Tampoco los gaditanos de esa parte de Extramuros tienen, los dos días con más tiempo disponible para compras, un acceso fácil al centro, ni los de allí acceder al paseo por la playa. Esa cohesión de la ciudad, de la que se beneficiaría todo el casco histórico, sigue pendiente, como los autobuses circulares prometidos hace años, y de los que nunca más se supo.
¿Cómo se consigue que un mercado gane en público y utilidad? Según el II Encuentro Andaluz de Mercados de Abastos, celebrado este mismo mes de octubre en Ronda, hay que probar nuevas mezclas comerciales, combinando la compra con el ocio y los servicios; corregir sus debilidades frente a las grandes superficies (tarjetas, servicio a domicilio, consignas, horario comercial) y, muy importante, debe conservar su identidad. ¿Cuál de estas mejoras cumple el proyecto municipal? Ninguna. No se apoya en ningún proyecto nuevo de ocio; no hay modelo renovador de ventas, dejándolo todo a la voluntariosa iniciativa privada y, ni siquiera, se conserva la identidad.
El viejo Mercado recibía a muchos de los turistas que llegaban a la ciudad. La fotografía de los antiguos puestos de la pescadería, por ejemplo, eran otra postal de Cádiz. Ahora, habrá que volver a ganárselo. Y esa recuperación no la hará el entorno, ni la solera del sitio, sino sólo el propio jolgorio de los gaditanos. No esta reforma piloto. Cuando la plaza nueva del Rosario emplea mármoles, no parecen muy apropiadas para un Mercado, que se quiere antiguo, usar mamparas de resina ni cambiar el alicatado de azulejos por las pinturas plásticas. También hay que vender algo evocador.