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Zapatero no consigue en Pekín ni un solo apoyo nuevo a su presencia en Washington
El ministro de Asuntos Exteriores considera prescindible la mediación del ex presidente Aznar ante la Administración Bush
Actualizado: GuardarNi un apoyo explícito nuevo para que España esté presente en la conferencia financiera internacional. José Luis Rodríguez Zapatero cerró ayer su primera jornada en Pekín, donde asiste a la cumbre entre la Unión Europea y Asia, sin haber hablado con un solo dirigente mundial de por qué considera necesaria su presencia en Washington el 15 de noviembre.
El presidente del Gobierno departió durante diez minutos, en el cóctel previo a la cena oficial organizada por el Ejecutivo chino, con el primer ministro japonés, Taro Aso. Fue lo más próximo a una reunión bilateral que pudo concertar. Fuentes gubernamentales atribuyeron esa sequía de contactos a que el jefe del Ejecutivo no consideró que esta primera jornada fuese el ámbito adecuado para abordar la polémica cuestión.
Hasta el pasado martes, la previsión era que a la cumbre de la ASEM asistiese la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Pero la reunión internacional de Pekín se abrió ante el jefe del Ejecutivo como una buena oportunidad para granjearse la complicidad de cualquiera de los cinco países asiáticos que han sido invitados a la reunión de Washington: Japón, China, India, Indonesia y Corea del Sur.
Además, el encuentro cumple con las características de un foro vistoso para que el presidente del Gobierno sacara cabeza ahora que ha decidido plantar batalla para que España se abra un hueco en los directorios internacionales. En esto último centró su papel, pero tampoco las cosas salieron como estaba previsto. Rodríguez Zapatero se quedó sin intervenir en la primera sesión plenaria, dedicada a analizar la situación económica y financiera mundial, pese a que debía haberlo hecho en decimosexto lugar, tras dirigentes como el francés Nicolas Sarkozy, la alemana Angela Merkel o el surcoreano Lee Myung-bak.
La inflexibilidad de los organizadores chinos con el horario establecido dejó su discurso en el aire hasta la hora de la cena y, sólo allí, en apenas tres minutos y medio, pudo esbozar su principal propuesta: dotar de un nuevo mandato y nuevos mecanismos al Fondo Monetario Internacional para una supervisión del sistema que tome como referentes los modelos que «han funcionado bien». Se refería, según su equipo, al sistema financiero español, pero no lo citó.
El presidente del Gobierno también abogó por que el FMI facilite el acceso al crédito de los países emergentes. Rodríguez Zapatero tiene la intención de ahondar en esta idea en la cumbre convocada en Bruselas por Sarkozy, presidente de turno de la UE, para el 7 de noviembre. El mandatario galo, por su parte, aprovechó su intervención en la ceremonia de inauguración de la cumbre de Pekín para lanzar un mensaje a los asistentes y, en su condición de uno de los principales muñidores de la cumbre de Washington para la refundación del capitalismo, abogó por que la Unión Europea acuda a la cita con un «rostro único».
El Ejecutivo de Rodríguez Zapatero sostiene que esta petición no limita en absoluto las posibilidades de España de sumarse a la cumbre del G-20 en la que, además de la UE como tal, estarán representadas Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. El propio Rodríguez Zapatero defendió esta semana que Europa debe acudir a Washington con una propuesta única en la que ya trabaja el grupo de alto nivel convocado por la Comisión Europea.
Jornada intensa
Al presidente del Gobierno le espera hoy una jornada intensa en Pekín. Su equipo cerró ayer sendas entrevistas con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong; el primer ministro de India, Manmohan Sing, y el surcoreano Lee Myung-bak. Además, antes de partir rumbo a España, será recibido por el presidente chino, Hu Jintao.
Todos ellos, salvo el primero, han sido convocados por George Bush. Fuentes oficiales advierten ahora de que el objetivo de estos encuentros no es hacer presión para sumarse a la reunión, aunque las mismas fuentes aseguraron el jueves que se aprovecharía la ASEM para recabar apoyos. La diplomacia española, entre tanto, trabaja a destajo. Su responsable, Miguel Ángel Moratinos, confirmó ayer que habló la víspera con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, quien no dio «una negativa» a los planteamientos de España para acudir a Washington y «tomó nota» de los argumentos del ministro.
El titular de Exteriores, que no explicó qué razones expuso a Rice, aseguró que la labor diplomática continuará hasta tener «una respuesta satisfactoria definitiva».
Moratinos dijo, tras reunirse en Madrid con su homólogo venezolano, que ignora si el Rey ha intervenido o piensa hacerlo ante el presidente estadounidense, con el que mantiene una buena relación personal; una posibilidad que fuentes gubernamentales creen factible.
El titular de Exteriores consideró, en cambio, prescindible que José María Aznar medie ante George W. Bush, con quien tiene una conocida amistad fraguada en los preparativos de la guerra de Irak. «La interlocución con la Administración Bush tiene que ejercerla el Gobierno», respondió tajante. Lo que debe hacer el PP, sugirió, es «apoyar sin más» las gestiones del Ejecutivo.