Retrato de dos curas jerezanos... y del lanzador de pollos
Al contrario que la mayoría de mis semejantes, yo no he tenido, aparte de Palito Ortega, Mariano Haro y Butragueño, esos ídolos que, de manera irracional, adoran niños y adolescentes de por vida. Ha sucedido mas bien al contrario: que la vida y sus protagonistas me han pasado por encima, y solo de manera retrospectiva me detengo a valorarlos con matices.
Actualizado: GuardarEn este sentido me parezco mucho a un personaje de Guareschi en El destino se llama Clotilde, que carecía por completo de criterio, de cualquier sentido crítico, y sin embargo estaba dotado de una memoria fotográfica. Era así de tal manera que sólo después de narrarles sus viajes y experiencias a sus conocidos podía saber si habían sido de su agrado.
Por ejemplo, después de un viaje a Florencia le describía a su padre con todo lujo de detalles y exactitudes la cúpula verdosa del Duomo, la Galería de Los Oficios, los pequeños comercios del Ponte Vecchio... Y una vez terminada la retahila su padre sentenciaba: «Hijo mio, Florencia te ha gustado». Si iba al cine o al teatro debía consultar después con su madre para saber si se había divertido.
Es así, mirando por el retrovisor, como me ha venido a las mientes el recuerdo, en materia de curas, de la imagen desgarbada del padre Jorge y la sotana genial de don Luis Bellido.
Del padre Jorge, que fuera muchos años párroco de los Albarizones y Lomopardo, puedo hablar con bastante propiedad ya que le acompañe como monaguillo, a finales de los sesenta, en sus interminables caminatas por Cartuja cuando aun no existía la parroquia propiamente dicha.
Don Jorge celebraba por aquel entonces misas casi a domicilio en casas de feligreses. En un fin de semana cualquiera podia celebrar hasta quince oficios entre Montealegre, La Corta, los Albarizones y el Lomopardo. La figura desgarbada y famélica del padre Jorge era la mas fiel expresión del desvalimiento que a los que tuvimos el privilegio de conocerlo nos ha sido posible contemplar. Jamás tuvo nada suyo, hasta el extremo de causar irritación entre quienes le queríamos.
De la figura legendaria de Don Luis Bellido espero que me disculpen si aguardo a tener más tiempo y espacio para contarles con mas detenimiento las mil historias, reales y fabuladas del cura bicicleta.
Chicken Chucker
Sin que venga a cuento, ni tenga que ver con lo anterior, les voy a contar una anécdota -si no la cuento la voy a olvidar, y sería una pena- que he recordado de los principios del AVE Madrid-Sevilla. Parece un chiste.
Resulta que haciendo las pruebas de seguridad antes de la puesta en funcionamiento de las primeras unidades, los técnicos españoles pidieron a una industria aeronaútica inglesa un lanzador de pollos para verificar los posibles daños que futuros impactos de pájaros podían causar en el tren.
En fin, que realizaron los simulacros pertinentes con el cacharro y comprobaron horrorizados que los pollos lanzados habían destrozado la cabina de mando, a los tripulantes, la mampara de separación y a parte del pasaje. A la vista del desastre mandaron a los ingleses la grabación del simulacro, y esperaron con el alma en vilo la opinión de los expertos.
La respuesta llegó en forma de telegrama con un escueto mensaje: «Chicken unfrozed». Vamos, algo así como «descongelen el pollo, gilipollas».