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Cuatro años de restricciones
Los ganaderos lamentan la nueva inmovilización por la lengua azul, pero la Junta deja claro que la prueba de que los controles funcionan es que «Cádiz está limpia»
Actualizado: GuardarPara los ganaderos de la provincia, el año 2004 fue el inicio de un fatídico recorrido por los entresijos de la enfermedad de la lengua azul que empezó al detectarse un foco de infección en la localidad de Jimena de la Frontera y que cuatro años después sigue dándoles quebraderos de cabeza, como demuestra la nueva inmovilización a la que tendrá que someterse la cabaña ganadera de Cádiz por el foco detectado en Alhaurín el Grande (Málaga).
La provincia de Cádiz está dentro de los 150 kilómetros de radio de actuación que establecen los protocolos cuando aparece un nuevo caso de lengua azul, lo que implica que una vez más los animales tendrán prohibidos los movimientos, lo que se suma a las restricciones que «nunca se han levantado del todo» -como recuerda el responsable de COAG, Ángel Ruano- y que han tenido que soportar tanto por el brote de 2004 como el que se detectó el verano pasado en Tarifa.
Ruano verbalizó ayer el malestar del sector al asegurar que «a todos los problemas que ya tenemos -como el coste del pienso o el bajo precio de la carne- ahora se une esta inmovilización que alargará aún más unos controles de los que nunca nos libramos y que vuelven a ser una medida radical para tratar de frenar la enfermedad, aunque hasta la fecha no han tenido éxito porque no se pueden poner puertas al campo».
El representante de la organización agraria recalcó que «la inmovilización provoca grandes pérdidas y perjuicios al distorsionar el mercado, mientras que los ganaderos no tienen la sensación de que tanto sacrificio por su parte esté sirviendo para algo».
Según Ruano, «las administraciones deberían replantearse estos protocolos que se han visto completamente superados».
En la misma línea se había expresado ya el presidente de Asaja Cádiz, Manuel Vázquez, que no sólo recalcó que este nuevo serotipo 8 del virus (los que habían aparecido antes fueron el 4 y el 1) «es mucho más letal para el ganado» -esta vez puede afectar incluso a los bovinos-, sino que reiteró lo «obsoleto» de la normativa y de las medidas que se ponen en marcha cuando salta este tipo de alertas sanitarias.
Vázquez también quiso hacer hincapié en «los daños económicos» que la inmovilización provocará a un sector que está pasando por una de sus peores etapas y en el que los propietarios de las explotaciones cada vez encuentran menos razones para seguir adelante con el negocio.
«Todo se ha hecho bien»
Sin embargo, el mismo delegado provincial de Agricultura, Juan Antonio Blanco, respondió ayer a los ganaderos y recalcó que «la prueba más evidente de que los protocolos que se han aplicado hasta ahora funcionan es que hoy por hoy la provincia de Cádiz está limpia de la enfermedad».
Blanco no negó que la situación por la que atraviesan los propietarios de la cabaña «es muy mala» y que la inmovilización «no llega en buen momento», pero quiso hacer hincapié en que «aunque las medidas son restrictivas hasta ahora han servido para acotar la enfermedad».
Según destacó, «un nuevo foco y la consiguiente muerte de animales sí que provocan una caída de la imagen y un hundimiento del mercado», algo contra lo que luchan los protocolos activados.
El delegado encontró otro argumento a favor de que «las cosas se están haciendo bien» en la «agilidad con la que se han iniciado las vacunaciones del ganado en el radio de actuación del foco. «En poco más de un mes toda la cabaña de Cádiz ya habrá sido vacunada, incluso por dos veces», dijo.
ppacheco@lavozdigital.es