«El teatro está enfermo de consumismo»
El dramaturgo recibe hoy el homenaje del FIT por sus más de 50 años de entrega absoluta a la escena
Actualizado:No es un anciano venerable porque no quiere. A pesar de sus 81 años, José Monleón, dramaturgo, fundador de Primer Acto y ex director de algunos de los festivales de teatro más prestigiosos de España, se niega a ejercer de veterano emérito. Prefiere el rol de agitador porfiado, mantener viva la «rabia y la indignación», a pesar de que últimamente coleccione homenajes de la misma manera que durante el franquismo coleccionaba advertencias y amenazas. Espanta la idea del plácido retiro con argumentos que atentan contra todo lo que suene a políticamente correcto. Esta noche recibe el merecido aplauso colectivo del FIT, «un reconocimiento emotivo y especial, ya que siempre he estado muy ligado a Iberoamérica y a Cádiz». Verá levantarse, de nuevo, el telón. Pero esta vez estará delante.
-Después de más de 50 años en el mundillo, todo el mundo quiere escuchar su diagnóstico sobre el estado del teatro.
-De acuerdo, pero aviso de que no es nada complaciente. El teatro está enfermo de consumismo, de falta de compromiso, de insolidaridad, de desinterés. Cada vez es más producto y menos arte.
-Algunos productores hablan de un gran momento para las tablas.
-Sí, claro. Opinan desde el criterio único de la rentabilidad. Puede que se hagan grandes taquillas con musicales vacíos y con piezas que imitan formatos televisivos. No me parece mal. Lo que me preocupa es que la cartelera se esté reduciendo a eso. Hay algunos autores y grupos que se enfrentan a la situación, pero no están teniendo mucha suerte, la verdad.
-Un mensaje un tanto apocalíptico. ¿Cree que no hay esperanza?
-Mire, el teatro es un espacio donde conocer al hombre y la vida. Lo demás es un sucedáneo. La batalla se está librando ahora, pero es más una cuestión de valores humanos que de principios artísticos. Decía Grotowski que el teatro o es un acto de amor o no es nada. O hay una aproximación, un interés por el otro, o todo será estéril. Estamos en la obligación de contar lo que está pasando, pero el tiempo se nos va en formalismos y en presumir de oficio. ¿Y el contenido? ¿Y la intención?
-¿Quién tiene la culpa? ¿Los textos planos, los autores que arriesgan poco, los productores que van a lo seguro, los teatros que tienen que hacer equilibrios presupuestarios?
-La culpa es del sistema, que hace que prevalezca el dinero por encima de cualquier cosa. Aunque en términos teóricos debería haber una mayor conciencia del valor artístico del teatro, pero... Se apuesta por el entretenimiento, en vez de idear y potenciar propuestas que hagan preguntas.
-En los 70 eran muchos los dramaturgos e intelectuales que pensaban como usted, pero la mayoría abandonó la trichera. ¿Qué le hace continuar?
-La simple observación del mundo. Hoy en día 1.200 millones de personas están subalimentadas. Repito: 1.200 millones de seres, como usted y como yo. Es el triste resultado de un orden económico mundial injusto, que condena a buena parte de la humanidad al hambre y a la muerte. ¿Cómo podría mirar para otro lado? ¿Cómo podría negar esa evidencia, pensar en cuestiones ridículas o superficiales? Cada vez que se pone el sol hay que sumar 60.000 crímenes más a la cuenta del sistema. Pero importa poco. Casi nada, si ponemos la cuestión junto a otras de mayor calado, como el último fichaje del Madrid.