Despertar

Pero es que machismo son muchas cosas, el ningunear a las mujeres, el tratarlas como si les faltara un hervor, es la agresividad y la prepotencia machista llevada a sus últimas consecuencias.

Esta agresividad es aún mayor cuando se trata de mujeres que los hombres ya han despreciado como tales, son las ex mujeres -vaya palabrita, como si el hecho de ser mujer tuviese que venir asociado al hecho de tener pareja-. Para muchos hombres sus ex-mujeres son menos que nada y a veces incluso cuentan con la absurda complicidad de sus actuales parejas. Cualquiera de nosotras puede ser ex en un momento determinado, no escupamos contra el viento.

Lo veo todos los días, mujeres que hacen sencillamente lo que quieren sus parejas, da igual que tengan 15 ó 45 años, da igual que lleven con sus parejas dos meses o veinte años, con estudios primarios o doctoradas. La opinión de él siempre tiene un valor superior a nuestros propios deseos.

¿Qué nos pasa a las mujeres? Dónde estamos nosotras, nuestros sentimientos, nuestros verdaderos deseos, nuestros anhelos, nuestra capacidad para decidir en libertad dónde, cuando, cómo y con quién Muchas veces me hago estas preguntas y reflexiono sobre ellas con muchas mujeres que acuden a la consulta, con mis amigas, compañeras

Siempre hay muchos condicionantes en nuestro entorno y siempre hay muchas cosas que anteponemos a nuestros propios intereses. ¿Es nuestra naturaleza o es lo que hemos aprendido?

Cada vez que se produce un caso de violencia machista, desgraciadamente mucho más frecuente que el número de víctimas mortales, me hago las mismas preguntas. Realmente se trata de una revolución interior, de manera individual pero a gran escala, contestarnos qué queremos para nuestras vidas, pero sobre todo qué es lo que no queremos.