MUNDO

Los republicanos abusan del maquillaje

El partido conservador admite haber gastado casi 120.000 euros en un mes en ropa y cosméticos para el cambio de imagen de Sarah Palin

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«¿Cuál es la diferencia entre una mamá del hockey y un pit bull?», bromeó Sarah Palin en la Convención Republicana de St Paul. «¿Barra de labios!». Para entonces la reina de la belleza convertida en gobernadora de Alaska y candidata a vicepresidente ya se había encargado de comprar suficientes barras de labios como para que no cupiese dudas de quién es. A final de mes la cuenta de maquillaje y modelitos ascendía a 150.000 dólares -116.000 euros-.

Chaquetas de Velentino, bolsos de Louis Vuitton Mirando atrás no hay quien recuerde haberla visto dos veces con el mismo modelito y, por el contrario, las fotografías constantan cambios hasta de peinado en el mismo día. Desde que John McCain decidiese convertirla en una celebridad de la política la ex presentadora de televisión ha aparecido siempre glamurosa, vestida como la chica del millón de dólares, con perfecto maquillaje, ropa de diseño y peinados impecables. Hoy a los propios conservadores les cuesta más ver en ella a la señora con la que se tropezarían en el hiper, como les gustaba decir. De hecho, una imagen de Palin en un supermercado de Alaska obtenida dos meses antes de sus selección da fe de la transformación que han hecho los 150.000 dólares, todos a cargo del Partido Republicano, que promete destinar el armario a beneficencia cuando acabe la campaña.

La cifra resulta especialmente obscena en medio de la mayor crisis económica que vive Estados Unidos, donde 10.000 familias pierden su casa cada día al no poder pagar la hipoteca. A su lado palidecen otros escándalos de la política estadounidense: los 400 dólares -311 euros- que pagase por un corte de pelo el candidato John Edwards durante las primarias, los 520 dólares -404 euros- en unos zapatos de cuero Ferragamo de John McCain o los 3.000 dólares -2.335 euros- en peluquería de Hillary Clinton. Nada se acerca a la cuenta de Palin que, eso sí, ha vestido a toda la familia.

A toda la familia

Los casi 5.000 dólares -3.893 euros- en la tienda de lujo Atelier, especializada en ropa masculina, explican que su marido vaya como un figurín, y otras tiendas de niños como Pacifier o Steiniauf & Stroller han vestido hasta al bebé de seis meses. De ahí la flamante elegancia de la la saga de Palin en las fotografías.

Durante dos meses Palin se ha vendido como la mujer que iba a poner orden en las finanzas caseras del país, ésa que despidió al cocinero y al chófer cuando llegó al Gobierno de Alaska y vendió el avión oficial en e-Bay. Los informes de prensa desmontaron esos mitos. Con la venta del aparato el estado perdió dinero, el despido del chófer sirvió para justificar coches nuevos y la gobernadora cargó a la cuenta los gastos de viaje de sus hijos, incluso cuando no la acompañaban, así como dietas personales cuando dormía en su propia casa.

Sin duda la cuenta de ropa bate récords y será aprovechado por la campaña de Barack Obama para reforzar la idea de que McCain, que no supo decir cuántas casa tiene, está fuera de contacto con el pueblo. En plena debacle económica, Palin se ha convertido más en lastre que en activo para la papeleta republicana. Su glamour se ha desvanecido ante la preocupación por el futuro, y si hace dos meses podía ser Obama quien lamentase no haber elegido a Hillary Clinton como vicepresidenta, hoy debe ser McCain el que deseara tener a Mitt Romney a su lado, con toda la experiencia económica de este ejecutivo. Eso es también lo que reflejan las encuestas. El 55% de los entrevistados para NBC y Wall Street Journal considera que Palin no está capacitada para ser presidenta, y lo que es peor, casi la mitad, el 49%, tiene una opinión desfavorable de ella. Hace un mes esa cifra era sólo del 32%. Su caída ha sido todavía más en picado entre las mujeres, el sector al que debía apelar para recoger la herencia de Hillary Clinton. El 60%, y especialmente entre las menores de 50 años, tiene hoy una opinión desfavorable de ella, en comparación al 36% del mes pasado.