El Gobierno se garantiza la aprobación de los Presupuestos gracias a PNV y BNG
El Ejecutivo cree que son las mejores cuentas frente a la crisis, pero admite que la economía crecerá menos del 1% y habrá más paro
Actualizado: GuardarEl Gobierno logró ayer su principal objetivo sólo unos minutos antes del inicio del debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2009. El acuerdo firmado por la mañana con el PNV, unido al alcanzado con el BNG el viernes pasado, aseguran al Ejecutivo, hagan lo que hagan los demás grupos parlamentarios, la aprobación de las cuentas públicas para el próximo año. Los 177 diputados que suman los tres partidos, un voto más de la mayoría absoluta del Congreso, garantizan al Gobierno poder sacar adelante el proyecto tal y como lo diseñó el ministro de Economía, Pedro Solbes, ya que sólo sufrirá enmiendas en el Congreso y el Senado si lo permite el grupo socialista.
PNV y BNG, a cambio de varias transferencias y de un importante aumento en las inversiones estatales en Euskadi y Galicia, se han comprometido a dar estabilidad al Gobierno frente a la crisis mundial. Apoyarán hoy la admisión a trámite de los Presupuestos y sumarán sus votos a los de los socialistas en todas las enmiendas que se discutan en la tramitación parlamentaria y no secundarán ninguna que les sea hostil.
Cuando José Luis Rodríguez Zapatero entró ayer en el hemiciclo, sobre las doce del mediodía, sabía que seis partidos, con el PP y CiU a la cabeza, iban a criticar con dureza los Presupuestos y a solicitar su devolución al Ejecutivo, pero también que estaban ya blindados.
El centro del debate parlamentario, que concluirá hoy, fue el mano a mano entre Solbes y el líder del PP, Mariano Rajoy. El ministro de Economía, con su habitual tono pausado y maneras de catedrático, defendió el proyecto porque «son los mejores presupuestos posibles para hacer frente a la crisis», aunque advirtió que las medidas sólo podrán «mitigar» la grave situación de la economía, pero no «eliminar los costes» del desplome del crecimiento y del aumento del desempleo. Solbes explicó que las cuentas del Estado son «austeras» ante el «difícil escenario», pero mantienen la política social (pensiones, desempleo, becas o dependencia) y apuestan por gastos que favorecen la competitividad de España y la salida de la crisis (innovación, infraestructuras, vivienda, educación o justicia).
El ministro mostró su «confianza» en la capacidad de la economía española para superar la mala situación en 2009 y «recuperar un nuevo y largo ciclo de intenso crecimiento». Se mostró convencido de que la gran inyección de liquidez en el sistema financiero aprobada por el Gobierno será «transferida» por los bancos a las familias y las empresas, «que son sus clientes».
Reconoció no obstante que la «imprevista y gravísima crisis financiera» detectada en septiembre obligará al Gobierno a revisar a la baja sus previsiones para 2009, aunque no lo hará hasta que «se despeje la incertidumbre» porque ahora sería «poco útil y desaconsejable». Así, no descartó que el crecimiento español se sitúe el año próximo por debajo del 1% y que el paro suba por encima del 12,5% de la población activa, los porcentajes previstos.
El ministro no desveló si la desaceleración de la economía española «tocará fondo» a mediados de 2009, como dice su proyecto, o si el punto de inflexión se retrasará. Lo que sí tuvo claro es que las propuestas del PP, con bajadas de impuestos, «no sirven para resolver el problema» y demuestran que Mariano Rajoy «no ha entendido nada». Rajoy, en su turno, desgranó un discurso duro y crítico, muy aplaudido desde los bancos populares, en el que acusó a Rodríguez Zapatero de «haber engañado a la gente» y ser el único culpable de que la crisis sea «peor» en España que en el resto de Europa. «Lo patriótico es que retire los Presupuestos», remachó.
El líder popular llegó al Congreso con la intención de situar de nuevo la economía en el centro de su oposición y abandonar el tono de contención y moderación en que el unánime pacto de ayuda al sistema financiero le obligó a sumirse. Rajoy buscó la confrontación con Rodríguez Zapatero, y le espetó que «si el paro se agrava, como ya ocurre, la responsabilidad será absolutamente suya». Su pronóstico: en 2009 España alcanzará los tres millones de parados, el 15% de la población activa.