INCAPAZ. Fernando Gago se lamenta. / AFP
MÁS FÚTBOL

El Real Madrid vuelve a mostrar sus carencias ante la Juventus de Turín

Los italianos dejan claro que los blancos no están para ganar la Champions

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Madrid evidenció en el Comunale que le falta un plus para aspirar con garantías a la Champions. Puede sonar la flauta, y más a doble partido, pero, hoy por hoy, este equipo carece de la velocidad, el desborde, las alternativas y la calidad necesarias para hacer frente con éxito a los grandes de Europa.

Sumaba ocho partidos consecutivos sin perder pero sucumbió ante la Juventus, mermada por un sinfín de bajas, duodécima en su Liga pero un clásico al fin y al cabo que sabe lo que se hace y no se arruga a los blancos porque históricamente ha sabido hincarles el diente. El omnipresente Nedved, con 36 años, y el eterno Del Piero, casi con 34, hicieron un siete a los de Schuster, ahora segundos de grupo. El campeón español encajó sendos goles por distracciones en el arranque de cada período y su reacción final, más impetuosa que otra cosa, resultó tardía.

Ranieri es un viejo zorro. Venía de perder en Nápoles, estaba contra las cuerdas, dirigía un equipo lastrado por las ausencias y en la víspera trasladó toda la presión al Madrid . «No tenemos nada que perder ante uno de los grandes. El empate sería bueno», proclamó el técnico romano. Llegado el momento de la verdad, empero, ordenó a sus hombres sorprender con una salida en tromba. Las viejas señoras presionaron como leonas a la zaga del Madrid y encontraron premio. A los cinco minutos, Del Piero recibió un balón lejos del área y, de primeras, ejecutó un disparo de rosca que convirtió a Casillas en un molde. Unos minutos más tarde, fue Amauri el que dejó el partido casi sentenciado.

A partir de ahí, la Juve volvió a sus orígenes. Se juntó atrás con dos líneas de cuatro y dejó hacer al Madrid, que evidenció entonces una falta de recursos alarmantes. Lento, sin movilidad arriba, sin bandas y sin alma, fue incapaz de meter el miedo en el cuerpo a los turineses en todo el primer tiempo. Apenas un par de disparos lejanos de Van der Vaart que no vieron puerta. Quien no perdonó fue Van Nistelrooy, a quien la Juventus dejó cabecear desde el punto de penalti, sin vigilancia alguna. Entró Drenthe pero esta vez no encontró un compatriota amigo (Heitinga) que le hiciera un penalti absurdo. Manninger, el portero austriaco que sustituía al gran Buffon, apenas tuvo que sacar un par de puños para mantener la ventaja juventina.