El Liverpool, sin Fernando Torres, examina la crisis de los colchoneros
Aguirre tiene una dura prueba tras perder tres partidos consecutivos en Liga
Actualizado:Una especie de maleficio rodea al Atlético-Liverpool de hoy en el Calderón. Cuando hace casi dos meses se celebró el sorteo de la fase de grupos en la Champions, su cartel era grandioso. Más aún tendría que serlo con los dos equipos destacados en la clasificación tras solventar sus respectivos compromisos contra PSV Eindhoven y Marsella.
Pero el ambiente ha decaído, y de qué manera, a base de golpes a la afición local. La recurrente depresión hace mella en los rojiblancos, afectados por el cierre del Manzanares, luego aplazado, como consecuencia de los incidentes en choque ante el Olympique, la lesión muscular de Fernando Torres, que le hace ser baja tanto en Madrid como dentro de dos semanas en Anfield, y las tres derrotas consecutivas en Liga. Sobre todo, acusan el varapalo tragicómico ante el eterno rival del pasado sábado que dejó contra las cuerdas, una vez más, al Vasco Aguirre.
Sin el soñado regreso del Niño, que iba a ser aclamado con la camiseta de los reds, y con los locales en horas bajas, el protagonismo se centra en el cuestionado técnico mexicano y en la estrecha vigilancia que la UEFA mantendrá sobre el feudo colchonero. En la clásica ratificación que suele ser antesala de la destitución, el presidente, Enrique Cerezo, ha expresado su confianza en Aguirre y en la paciencia como madre de la ciencia.
Pero buena parte de la grada no le perdona, entre otras cosas, que fuera a improvisar, a cambiar de sistema y a prescindir de las dos bandas, justamente contra el Madrid. Sus partidarios, sin embargo, apuntan hacia los jugadores. Enfatizan que el ex preparador osasunista no es el encargado de arrancar dormido, de vigilar los lejanos disparos de Van Nistelrooy o de hacer penaltis dignos de un prebenjamín.
El organismo presidido por Michel Platini impuso dos partidos de clausura al Calderón que se ampliarían a tres si el comportamiento del público no es correcto en los próximos cinco años. Se esperan 3.000 fervientes hinchas del Liverpool pero no se barruntan problemas de orden público.
Por si acaso, la delegación del Gobierno en Madrid coordinará, tras varias reuniones mantenidas con representantes de la UEFA, un minucioso operativo policial que se pondrá en marcha a primera hora de la mañana. Desde su aterrizaje, los seguidores reds tendrán la compañía de agentes policiales hasta su llegada al estadio, donde serán acomodados en sectores acotados para la ocasión. Como gesto de protesta por lo que consideran una clausura injusta de su estadio, los aficionados prevén escuchar el himno de la Champions de espaldas al césped.
¿Revolución?
Aunque las entradas están agotadas, este partido ya no quita el sueño a los atléticos. Incluso, desde el club se da prioridad al choque liguero del próximo domingo en Villarreal. Aguirre medita una revolución en el once inicial con respecto a los derrotados en el derbi. En el entrenamiento del martes, sólo repitieron Perea, Maniche y Forlán. Habrá que ver lo que sucede al final, pero cambios habrá. El centro de la zaga tiene que recomponerse por la lesión del checo Ujfalusi, Simao es imprescindible y es probable que Agüero, con síntomas de agotamiento recién iniciado el curso, espere desde el banquillo a que Sinama Pongolle se pelee con Carragher y Hyypia.
Fiel a sus principios se mantendrá Rafa Benítez, un técnico que reconoce flirteos con el Atlético el pasado verano. No se fía el madrileño del mal momento de su oponente, al que considera «temible como equipo y con individualidades peligrosas». Del Kun dice que «es uno de los mejores del mundo». Lamenta la «sensible baja en un partido de connotaciones especiales para él» de Torres, a quien concedería el Balón de Oro, y planea reemplazarlo con el irlandés Keane.