Manipulado
El incidente del error técnico de La Sexta con Rajoy ha reavivado la discusión, nunca dormida, sobre los excesos de partidismo de los canales. Hay cadenas, como Cuatro y La Sexta, cuya apuesta ideológica es tan transparente que huelga cualquier comentario; se les puede reprochar el exceso de celo, pero tampoco ellas pretenden engañar a nadie. Cosa distinta es lo de los canales públicos, TVE y las autonómicas, que deberían guardar cierto deber de neutralidad y, sin embargo, son de una parcialidad evidente.
Actualizado: GuardarRespecto a TVE, últimamente parece obligatorio decir que ya no es una televisión de partido. Falso de toda falsedad. Mire usted durante varios días consecutivos los informativos de TVE; constatará que todas las cosas terribles suelen ocurrir en comunidades gobernadas por el PP, mientras que las noticias gratas tienden a anidar en comunidades gobernadas por el PSOE. Si hay que hablar de la explotación sexual, las cámaras de TVE no viajan a Barcelona, sino a Valencia; si hay que hablar del tráfico de drogas, los informadores no acuden a La Coruña, sino a Madrid.
Inversamente, las noticias sobre avances sociales o eventos culturales suelen coincidir con comunidades gobernadas por el PSOE.
Añadamos, por supuesto, las anteojeras que los canales autonómicos aplican sobre la mirada del espectador: todos y cada uno sostienen que en el propio terruño reinan la prosperidad y la dicha, mientras que las fronteras regionales marcan el paso a un oscuro mundo de degradación y miseria. Cuando uno reprueba el control de un Gobierno del PP sobre TVE, uno es progresista; cuando uno reprueba el control de un Gobierno del PSOE sobre TVE, uno es un fascista. Así, fue legítimo en su día pedir que Alfredo Urdaci fuera desollado, cubierto su cuerpo con sal y después asado a fuego lento por haber manipulado una información sobre una huelga general, pero es pecado mortal de necesidad quejarse, por ejemplo, de la manera en que TVE nos ha estado informando sobre la crisis económica, presentada de tal modo que parece que la crisis es culpa de Bush y que sólo Zapatero tiene soluciones para la recuperación mundial. Pues bien: yo peco.