EMBLEMA. El 'Nido' fue el principal proyecto de los Juegos. /AP
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La codicia le acerca a la muerte

Condenan a la pena capital a Liu Zhihua, responsable de las obras de los Juegos Olímpicos, por apropiarse de forma indebida de 763.000 euros

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Dos meses después de que China deslumbrara al mundo con los Juegos Olímpicos más espectaculares de la historia, el responsable de las obras de Pekín 2008 ha sido condenado a muerte por corrupción. Lo publicaban ayer los medios locales. Informaron de que Liu Zhihua, ex teniente de alcalde encargado de Obras Públicas, Propiedad Inmobiliaria, Tráfico y Deportes, fue sentenciado el sábado a la pena capital por un juzgado de la vecina provincia de Hebei.

La agencia estatal de noticias Xinhua, sin embargo, aseguró que la condena había sido suspendida por dos años. Esto equivale a que será modificada por una cadena perpetua si el reo mantiene buena conducta durante este tiempo.

Según el fallo judicial del Tribunal Popular Intermedio de Hengshui, Liu Zhihua aprovechó su posición como 'número dos' en el Gobierno local de Pekín para embolsarse entre 1999 y 2006 unos siete millones de yuanes (763.000 euros). Aceptó sobornos relacionados con la construcción del parque tecnológico de Zhongguancun, donde se ubican gran parte de las empresas informáticas de la capital china.

Zhihua, de 59 años, fue detenido y destituido de su cargo en junio de 2006 y expulsado del Partido Comunista seis meses más tarde. Aunque el Gobierno insistió en que su comportamiento no había afectado a los proyectos olímpicos, lo cierto es que el caso alertó sobre la corrupción que había proliferado en torno a Pekín 2008.

No en vano, el aún denominado régimen comunista había invertido unos 29.818 millones de euros en los Juegos para deslumbrar a la comunidad internacional, lucir el extraordinario crecimiento que han traído las reformas capitalistas acometidas durante las tres últimas décadas y legitimar su autoritario sistema político.

Una ecuación perfecta para garantizar el éxito de la cita, pero también para que afloraran la corrupción y una vieja costumbre de los emperadores chinos: su gusto por las concubinas y la vida desenfrenada.

Junto a su amante

«El tribunal estimó que los sobornos fueron a parar a los bolsillos de Liu Zhihua y su amante, Wang Jianrui», difundió Xinhua. Al tiempo, indicó que «Liu abusó de su poder para conseguir contratos de proyectos, préstamos y ofrecer promociones a otras personas a cambio de beneficios».

Aunque la información publicada por los medios no aclaraba el destino que había corrido la 'querida' del ex teniente de alcalde, otros periódicos de Hong Kong han dado durante estos dos años bastantes detalles sobre la «vida disoluta» de Zhihua, aficionado a la opulencia, y a quien los promotores inmobiliarios agasajaban con prostitutas.

Al parecer, el antiguo alto cargo pasaba largos fines de semana en Xanadú, un complejo de villas de lujo situado en las montañas a las afueras de Pekín y donde tienen sus residencia numerosos cuadros del Partido Comunista y poderosos hombres de negocios.