El Atlético, más 'pupas' que nunca
El Madrid se lleva un derbi loco, con un gol al medio minuto y un penalti en el 96 que dejó helado al Calderón
Actualizado:El Atleti volvió a ejercer de pupas ante el Real Madrid. Los rojiblancos están gafados con los blancos, que se llevaron un derbi loco con un gol marcado al medio minuto y otro de penalti en el minuto 96, cuando ya se cumplía el tiempo añadido por Clos Gómez y el Atlético celebraba un empate con sabor a victoria. La suerte dio de nuevo la espalda al Atlético y se alió con el Madrid, porque a falta de un solo minuto para que se cumpliese el tiempo añadido decretado por el árbitro (seis minutos), una internada de Drenthe acabó en penalti de Heitinga, e Higuaín no perdonó. En un choque que quedó marcado por el tempranero gol de Van Nistelrooy, el Atlético sólo pudo disfrutar de la igualada durante poco más de cinco minutos, desde que Simao hizo enloquecer el Calderón con su libre directo, con Casillas clavado, hasta que el fatídico penalti cometido sobre Drenthe echó por tierra las ilusiones de una afición que acabó otra vez sin dar crédito a lo sucedido e indignada, con el árbitro, con Heitinga, y con la fortuna del Madrid.
El Atlético, que no tuvo gol, tuvo que remar siempre contracorriente, porque a los 37 segundos Van Nistelrooy pilló mal colocado a Leo Franco y abrió el marcador de un partido trepidante en su primera parte, en la que el equipo local, sin extremos, se vio superado entonces por el Madrid, que se habría ido con 0-2 al descanso si no hubiese sido por otro gol anulado al holandés. Los rojiblancos, que dependieron en exceso de un Agüero que fue de menos a más, también fracasaron en defensa ante un Madrid que fue un vendaval en los primeros minutos. Se volcó desde el pitido inicial sobre la portería de un nervioso Atlético y a los dos minutos pudo llevarse el segundo si no llega a ser por la mano que metió Leo Franco a un trallazo de Sneijder que se estrelló en el larguero. En ese arranque valiente del Madrid y cobarde del Atlético, desarbolado en defensa, se demostraron ya las intenciones de uno y otro equipo. Tras el descanso sería muy diferente. Los de Aguirre, con cuatro medios centros de similares características, para permitir a los de Schuster controlar y provocar miedo en el Atlético cada vez que se acercaba con verticalidad al área. El Atlético, en cambio, previsible en todos sus ataques, apenas pisó el área en el primer tiempo, y Agüero, sin estar fino en la definición, fue el único que puso algo de chispa arriba en ese periodo.
En un duelo con más tensión que fútbol, más velocidad e impulsos que cabeza, por si el Atlético no tenía bastante, Perea, que sufrió desde el principio ante Sneijder, se ganó la roja directa al agredir al holandés y provocar sangre en su nariz. Era una prueba más de una defensa local desquiciada, que en el gol anulado a Van Nistelrooy confirmó su nulidad a balón parado. Al Madrid, sin jugar con brillantez, y también con escasa llegada, le bastaba con enlazar alguna jugada para crear peligro con alguna acción directa.
El cansancio empezó a hacer mella en todos y no tardó el Madrid en ser fiel a su estilo. El Atlético nunca se dio por vencido. Le ocurrió lo de casi siempre: mucho acercamiento sin ningún premio. Hasta que, a balón parado, Simao daba un empate que llegó de alborozo el Calderón, porque no sólo se salvaba un punto, sino que se hacía una gran faena al Madrid. Lo peor para los rojiblancos llegaría después. La afición rojiblanca se quedó helada, rabiosa por el triunfo blanco, uno más que apuntar al Madrid en el Calderón.