CALLE PORVERA

menos mal que está el maestro

No sé por qué extraña razón esta semana me ha venido a la mente de un modo recurrente ese gran personaje conocido como el Maestro Armero. Sí, ese buen señor al que todo el mundo le pide explicaciones cuando algo no las tiene, o cuando alguien quiere escurrir el bulto y hacer como que con él/ella no va la cosa. Repito, no sé por qué tipo de asociación de ideas ha estado tan presente en mi mente este hombre, que seguro tuvo que ser un pringao al que le llovían los marrones.

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Ah, sí, ahora que caigo, tal vez tenga algo que ver la suspensión de empleo y sueldo que por dos años soportará la secretaria del juez Tirado, mientras que él tan sólo está obligado a desembolsar la «nimia» cantidad (en relación con el suceso acontencido, claro está, y con el poder adquisitivo del contribuyente) de 1.500 euros. Es obvio que los dos han sido los cabezas de turco del caso Mariluz, que demuestra que el sistema en su totalidad hace aguas por todas partes.

Dejando a un lado lo adecuado o no de tales sanciones, no me digan que es justo que lo peor haya recaído en la secretaria, cuya función ejecutoria debe ser tutelada siempre y en última instancia por el magistrado, que es el que tiene el poder de decisión y al que se le presupone la responsabilidad mayor en los procedimientos. Cuando aún no me he repuesto de tal injusticia, ahora acusan a tres técnicos de mantenimiento de Spanair de homicidio imprudente por el accidente que costó la vida a 154 personas. La culpa por lo visto es de los mecánicos, detrás de los cuales parece ser que no hay ninguna gran compañía, ningún grupo de súperingenieros aeronáuticos ni ningún aeropuerto. En fin, quien no termine de verlo, que pida explicaciones a Don Armero.