Clamor en el país contra la «injusta» sanción de la UEFA al Atlético de Madrid

La sanción impuesta por la UEFA al Atlético por los incidentes del partido contra el Olympique de Marsella en el Calderón, provocados por la policía según el organismo europeo, ha unido no sólo al mundo del deporte, sino a todos los grupos políticos, que claman contra una resolución que consideran «desproporcionada» e «injustificable». La oposición se suma al apoyo del Gobierno al Atlético y a la policía y exige justicia a la UEFA, cuyo presidente, Michel Platini, recibirá en los próximos días una carta de José Luis Rodríguez Zapatero en la que el jefe del Ejecutivo defenderá, «con argumentos», la actuación de las fuerzas del orden frente a los ultras del equipo francés. «Estoy con el Atlético y con la policía», sentenció el presidente.

«Es un atraco», llegó a manifestar el ministro de Industria, Miguel Sebastián. «El Atlético no se merece esto, es injusto». El PP, a través de su portavoz de Deportes, Francisco Antonio González, también ofreció su «apoyo incondicional» al Atlético, al Gobierno y a la policía y acusó a la UEFA de utilizar «una doble vara de medir». El diputado del PP exculpó de responsabilidad al Atlético y defendió la reacción de la policía ante «unos salvajes».

El director general de Deportes de la Comunidad de Madrid, Alberto López Viejo, incluso denunció que «tiene que haber una intención oscura por detrás», en alusión a una campaña para perjudicar a España y a la candidatura de Madrid 2016.

Alfredo Pérez Rubalcaba se quejó de la «excesiva sanción de la UEFA, que va más allá de lo que los acontecimientos pudieran justificar».

A falta de una confirmación oficial por parte de la UEFA, el Atlético ya estaba convencido de que el próximo miércoles día 22 disputará su partido contra el Liverpool en el Calderón, consecuencia del aplazamiento del cierre y por seguridad.

«No tengo ni la más mínima duda. Si hay un mínimo de justicia, el Atlético tiene que jugar aquí sus partidos», insiste Enrique Cerezo. El riesgo está en que el equipo colchonero tenga que jugar lejos de su estadio un posible choque de octavos.