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El margen del PP

Rajoy midió mal los tiempos al demorar la entrevista con Zapatero sobre la crisis. Y ese retraso ha permitido al presidente del Gobierno adueñarse de la iniciativa, implementar unas medidas de rescate que las Bolsas ya han refrendado y limitarse a dar información de todo ello al jefe de la oposición, cuyos portavoces han mantenido además un discurso vago y contradictorio. Lo cierto es que ayer Rajoy no tuvo más remedio que ratificar las medidas adoptadas -la elevación de la garantía de los depósitos, el fondo para comprar activos que den liquidez al mercado, el sistema de avales al crédito interbancario y el fondo para participar, si fuera preciso, en el capital de los bancos- quedándose para sí una doble exigencia, plausible pero secundaria: la de transparencia y control, que la oposición debe reclamar con rigor, y la de medidas de ayuda directa a las familias y a las pequeñas empresas del estilo de las que barajan Obama y McCain: rescate de hipotecas para evitar desahucios, auxilios fiscales, etc.

ANTONIO PAPELL
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En suma, la gravedad de la crisis y la excepcionalidad de las medidas, de alcance internacional y bajo los auspicios de la UE, deja a Rajoy sin margen de oposición en el terreno económico. Porque tampoco podía negarse a aceptar las dos ofertas que le brindó Zapatero: la participación en una mesa de reformas estructurales y la reunión del Pacto de Toledo para avanzar en la sostenibilidad del sistema. Así las cosas, ni siquiera el debate de los Presupuestos Generales del Estado ofrecerá al PP visibilidad crítica.

Podrá en cambio el PP explorar otros filones para la controversia: la agenda oculta del PSOE, con medidas no desarrolladas en su programa electoral como la reforma del aborto y el suicidio asistido, configura uno de ellos. La administración de la escasez, que impedirá al Gobierno elevar la financiación autonómica e incluso proporcionar recursos suficientes a los ayuntamientos, es también una veta que la principal oposición tendrá que explorar. En cualquier caso, la preocupación ciudadana actual es salir de la crisis, y se equivocaría quien distrajera la atención con asuntos distintos. Al PP le queda, pues, arrimar el hombro como pedía el domingo el Rey y esperar mejores tiempos para desarrollar completamente la tarea de oposición.