El honor de la letra pequeña
La Biblioteca Provincial acoge desde hoy la exposición de un millar de libros en miniatura de una de las colecciones privadas más importantes de España
Actualizado:La letra pequeña siempre tuvo poco prestigio. Su nombre se asocia a perversas cláusulas ocultas que benefician al más fuerte. Para resarcir su buen nombre y desligarlo para los restos de su alianza con el contrato leonino, una exposición reúne hoy en Cádiz más de un millar de libros en miniatura que redimen al grafismo milimétrico. También es capaz de expresar las palabras más hermosas nunca escritas.
La biblioteca de Liliput: 1.000 libros en miniatura desde el siglo XVI a nuestros días agrupa joyas de poca utilidad para los lectores (necesitan lupa para dar uso real a los diminutos ejemplares) pero demuestran que esa denostada letra pequeña también puede proporcionar placer.
La coleccionista Susana López del Toro es la propietaria y ahora ejerce de responsable en una muestra que hoy abre sus puertas en la Biblioteca Provincial de Cádiz (Avenida Ramón de Carranza, junto a la Diputación Provincial).
Su afición, que desde las 11 de esta mañana podrá ser compartida por los visitantes, es un acto de amor al libro como objeto de culto, al margen de su contenido. La orgullosa dueña de los mínimos volúmenes, que es periodista de profesión, admite que el pragmatismo tiene poco que ver con su pasión, que se alimenta más del fetichismo que despierta la letra impresa incluso en su más pequeña expresión.
Vía de entrada
Eso sí, se declara lectora integral y profesional, puesto que es la responsable de la sección de literatura de la edición española de la revista Cosmopolitan, en la que trabaja. Su caso, en suma, es una prueba de que el olor de la tinta es adictivo, incluso en pequeñas dosis. El amor por esta letra pequeña es un camino para llegar a la grandeza de las letras. Ayer, daba los últimos retoques a las instalaciones, supervisando con mimo la ubicación de los mínimos ejemplares, situados a pocos metros de las grandes obras de siempre, con las dimensiones habituales, que duermen cada noche en la Biblioteca Provincial.
La exposición que hoy abre sus puertas hasta el 15 de noviembre en Cádiz contiene un millar largo de piezas desde el siglo XVI al XXI. La temática es diversa, desde cuentos infantiles a Hamlet, de libros de viajes al Corán, de la Biblia a la edición completa de El Quijote más pequeña que se haya publicado jamás en todo el mundo (Libro Guiness dixit).
Aunque los géneros, las etapas y las procedencias son diversos, abundan las ediciones españolas y la temática religiosa. «La Iglesia monopolizó la cultura durante muchos siglos, en la literatura convencional y también en la miniaturista», explica la coleccionista.
Susana López del Toro está orgullosa de muchas de las piezas de su colección. Siempre resalta una biografía de Tomás de Kempis, editada en 1535, y que se considera «casi un incunable» pese a sus ocho centímetros de altura de lomo. También admite su debilidad por una biblioteca de viajes del siglo XIX, perfectamente conservada en minúsculos estuches. Hay piezas editadas en Inglaterra y Francia (dos de los países con mayor número de aficionados); pero también procedentes de Suramérica, de la antigua Unión Soviética... las rarezas y los prodigios son muchos.
«Es mejor que cada cual venga y busque su pieza preferida, porque depende mucho de sus gustos, de su edad y de su formación», añade la comisaria de la muestra con la experiencia de varias exposiciones en Toledo y Madrid.
Dejad a los niños
La exposición cuenta con un apartado dirigido a los niños. La coleccionista destaca el poder de la literatura miniaturista «como camino para atraer a los menores. A veces, la lectura les puede parecer algo árida y estos libros se la pueden presentar como un juego para que luego desarrollen un hábito a través de las ediciones convencionales». Este apartado infantil incluye, además, una colección de pop ups, que vienen a ser pequeños libros desplegables. Al abrir sus páginas, surgen dibujos que se elevan del papel y sorprenden a los más pequeños. Esta especialidad tiene coleccionistas propios, como los Crisolines, piezas de una editorial que tiene seguidores exclusivos.
Susana López del Toro sabe de lo que habla cuando presenta su afición como una atractiva puerta de entrada para la lectura real. Ella fue una niña cautivada por estas miniaturas y, ahora, es lectora compulsiva, «como mi ma-dre». Su padre, que trabajaba en una imprenta, le presentó los primeros tesoros diminutos. Heredó algún otro de su abuelo y hasta sus tías han participado, casi involuntariamente, en su pasión por este tipo de ediciones.
El continente por encima del contenido. Cómo llegar de la forma al fondo. Todos los caminos son válidos para llegar al amor por los libros.
Además, como demostró Lewis Carroll, algunas puertas diminutas pueden conducir a maravillosos y enormes mundos mágicos. La entrada, durante unos días, está en Canalejas.