Un cambio de rumbo con viento a favor
Navantia afronta una profunda reforma del modelo empresarial en su mejor momento La compañía tiene trabajo garantizado hasta 2011 y cerró el año 2007 con beneficios
Actualizado:El viento a favor es sinónimo de buenas nuevas en el cuaderno de bitácora. El diario de a bordo que Navantia escribió en 2007 no pudo ser mejor: por primera vez en dos décadas conseguía beneficios en el saldo final del ejercicio (de apenas 159.000 euros, pero números verdes al fin y al cabo). A proa, además, se avistaba buena mar hasta el año 2011, ya que hay pedidos encargados para mantener la producción al máximo durante los próximos tres cursos.
Y, sin embargo, las órdenes del capitán se discuten y la tripulación cree que lo que hoy es viento en las velas se convertirá en velamen rasgado a poco que gire el aire. A la vez, se teme que cuando pasen estos años de bonanza en el sector naval se entre de nuevo en el enésimo temporal.
La empresa pública, desde luego, es toda una especialista en salir de tormentas blancas (no sin dejarse muchos marineros en el camino). Eso no le salva de que la amenaza del golpe definitivo siempre esté presente. Ahora, con la carga de trabajo garantizada y las cuentas saneadas, los trabajadores han llegado a asegurar que el barco se irá a pique en unos pocos años si no se toman medidas urgentes respecto al rumbo de la compañía pública. La dirección se mantiene tranquila: no hay motivos para el nerviosismo.
Del rojo al verde
¿En qué situación exacta se encuentra Navantia? Las cuentas presentadas ante el Registro Mercantil correspondientes de 2007 arrojan buenos resultados. Después de presentar saldos negativos de 129 y 34 millones en 2005 y 2006, respectivamente, el año pasado se dio la vuelta al semáforo y la balanza cayó al lado positivo: 159.000 euros de beneficios. El valor añadido de la empresa ha crecido casi un 20% entre 2007 y 2006 y las ventas crecen sostenidamente año tras año, hasta superar los 1.200 millones en diciembre pasado. Este crecimiento espectacular arrastra un gran inconveniente (que será peor en 2008 a tenor de las subidas de los tipos de interés). Se llama endeudamiento y Navantia soporta 4.462 millones (frente a los 3.838 y los 3.345 de los años precedentes). En resumen, el ratio de endeudamiento de la empresa se ha disparado al 91,37%, después de engordar a razón de dos puntos porcentuales en cada ejercicio. De toda esta deuda, una cuarta parte se mantiene con acreedores a corto plazo (sobre todo, comerciales) y el resto (la mayoría financiera), a largo, con lo que el impacto de los tipos se podría enjugar si los mercados se estabilizan durante los próximos meses.
Nuevos mercados
La propia empresa, a todo esto, insiste en la calma. La dirección se remite a las cargas de trabajo ya contratadas y a las que podrían venir en poco tiempo, que garantizan la viabilidad del proyecto a corto e incluso a medio plazo. Para el largo, ya llegarán más oportunidades, pero se podrían abrir mercados tan dispares como Brasil, Suráfrica, Canadá Grecia... Amén de continuar los negocios con Noruega, Venezuela, Malasia, Australia... Las próximas decisiones presupuestarias de todos estos países tienen la palabra.
Los sindicatos discrepan frente a tanto optimismo y apuntan que los primeros problemas vendrán en 2008. Ramiro González, presidente del comité intercentros de la compañía, considera que «todos los proyectos que están en marcha en la actualidad en los distintos centros de trabajo de la empresa incurrirán en pérdidas a lo largo de 2008». A lo que añade que la cúpula, la Sepi y el Gobierno están gestionando de la peor forma posible la situación.
Como un ejemplo de todo ello está el plan de sistemas, que Navantia quiere cambiar por completo (del Necora actual al SAP) y que los empleados rechazan, porque entienden que sería un gasto superfluo dado que el modelo antiguo es más que suficiente.
Otra zona de turbulencias es la del peso de la construcción civil frente a la militar. Los representantes sindicales exigen apurar al máximo hasta el límite del 20% que permite la Unión Europea. La compañía prefiere encomendarse a los encargos militares y no confiar demasiado en un mercado copado por los astilleros coreanos. La parte civil, desde la óptica empresarial, quedaría como complemento y oferta de calidad. Los trabajadores creen que aumentar esta rama reforzaría el equilibrio contable.
La empresa siempre vuelve a los datos. En febrero de 2004, la certa de pedidos de Navantia sumaba un valor de 3.500 millones de euros. Cuatro años después, en septiembre pasado, el montante se situaba en 5.600 millones de euros. Por centros de trabajo, la evolución sonríe a los gaditanos, puesto que San Fernando y Puerto Real contaban en febrero de 2004 con carga valorada en unos 124 millones de euros y ahora manejan 1.600 millones.