Las víctimas del terrorismo gozarán de más recursos, protección y reconocimiento social
El Gobierno perfila una nueva ley que pretende terminar con agravios comparativos, reconocerá los daños morales y unificará la dispersa legislación en la materia
MADRIDActualizado:Las víctimas del terrorismo tendrán más protección, más derechos, más dinero y un mayor reconocimiento moral. La nueva Ley de Protección Integral que perfila el Ministerio del Interior será mucho más generosa y dará respuesta a la mayoría de las reclamaciones históricas de las asociaciones. Será una extensa y novedosa legislación que, entre otros aspectos, aceptará por primera que las secuelas de todo tipo que deja un atentado pueden agravarse con el tiempo, reconocerá los daños morales de los damnificados y terminará con las diferencias entre ellos en virtud del momento histórico en que sufrieron el zarpazo terrorista.
El borrador de la nueva ley es mucho más ambicioso que el proyecto inicial, elaborado hace más de dos años por el ex comisionado Gregorio Peces-Barba, que diseñó una reforma acotada.
El proyecto en el que trabaja la Dirección General de Apoyo a las Víctimas insiste en el carácter «integral» de la ley, ya que será una norma de nueva planta y no una reforma o refundición de las normativas ya existentes. Unificará, tras años de quejas de las víctimas, los dos regímenes indemnizatorios existentes. En especial, actualizará los obsoletos baremos usados para otorgar ayudas: uno data de 1969 y el otro se apoya basa en los índices previstos para los accidentados de tráfico, revisado por última vez en 1995. También homogeneizará las pensiones que, además del Ministerio del Interior, entregan a las víctimas otras muchas administraciones.
Una de las obsesiones de Interior es acabar con las discriminaciones entre víctimas. La actual normativa, según recogen los borradores que circulan por el ministerio, da lugar a «situaciones injustas y agravios comparativos muy serios» entre las víctimas más recientes, las que desde 1999 han podido acceder a todo tipo de ayudas extraordinarias, y los damnificados más antiguos, marginados por los posteriores cambios legales que no tuvieron efectos retroactivos.
El proyecto establece en varios de sus apartados que la ley será retroactiva para que todas las víctimas tengan el mismo trato y las mismas ayudas con independencia del momento en que sufrieron el atentado. También terminará con las diferencias económicas que provoca la existencia o no de sentencia condenatoria a los autores del atentado, y acabará con la disparidad en las indemnizaciones fijadas en los fallos judiciales, que a veces difieren hasta en más de un millón de euros.
Daños mentales
Además, se actualizarán las ayudas de asistencia sanitaria (tratamientos médicos, prótesis ), que con la actual normativa sólo se rigen por la fecha en la que se cometió el atentado sin tener en cuenta el continuo aumento del IPC. Se mejorarán también las ayudas para los hijos de víctimas, un dinero que hasta ahora se vinculaba en exclusiva a la fecha de la acción terrorista. Interior quiere también abolir el límite legal de 3.000 euros para tratamientos psicológicos y estudia mejoras económicas por los daños mentales causados por los atentados.
Por primera vez, los «posibles agravamientos de las secuelas» de las acciones terroristas tendrán un paraguas jurídico que permitirá aumentar las indemnizaciones si hay un empeoramiento. Hasta ahora, esta mejora económica era imposible puesto que la norma en vigor sólo permite indemnizar por una sola vez sin contemplar la posibilidad de que en un futuro las lesiones puedan agravarse o, incluso, derivar hacia incapacidades permanentes.
La nueva ley también recoge la reiterada petición de los damnificados de ampliar y definir mejor el concepto de víctima de terrorismo, que ya no serán sólo los fallecidos en atentados y sus herederos, así como los heridos. Podrán ser víctimas legales quienes, ilesos tras una acción terrorista, puedan demostrar daños psicológicos y morales, aunque en este caso el reconocimiento no implicará sustento económico alguno.
Las personas que se sienten acosadas en el País Vasco y Navarra podrán, si así lo solicitan, obtener la condición de víctima, tal y como propuso el Parlamento en una moción aprobada el pasado 3 de junio. No obstante, quienes resulten reconocidos víctimas por este concepto no tendrán indemnizaciones, y el respaldo será sólo político. Eso sí, podrán optar a un apoyo económico, en particular para vivienda, a fin de rehacer su vida lejos de su lugar de residencia.
El proyecto del Gobierno contempla que el concepto jurídico de víctima también incluya -de pleno derecho, no como hasta ahora que es parcial- a los españoles que sufran atentados en el extranjero, aunque el objetivo de los terroristas no fueran intereses españoles, como ocurrió, por ejemplo, en los ataques contra la Casa de España en Casablanca.
Los familiares de los turistas españoles asesinados en Yemen por Al Qaeda en julio de 2007 también podrán beneficiarse directamente de este cambios legislativos. El Gobierno quiere ser muy riguroso en este capítulo y no podrán beneficiarse de la ley otros españoles asesinados en el exterior durante conflictos armados, guerras abiertas, golpes de estado o revueltas, que no tengan carácter terrorista.
Secuestrados
El proyecto también prevé mejorar las ayudas económicas, médicas y psicológicas para las personas que son secuestradas durante unas horas, como es el caso de los conductores a los que ETA retiene para robar sus vehículos y usarlos en fugas o convertidos en coches-bomba. Estas situaciones estaban excluidas en la ley de 1999.
La Dirección General de Apoyo a las Víctimas estudia asimismo la posibilidad de ampliar la concesión de condecoraciones. En la actualidad, la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo contempla sólo la entrega de galardones a heridos y fallecidos, y el Gobierno quiere ampliar este reconocimiento a las familias. Lo que sí está claro es que el futuro texto establecerá que los galardones se impongan de oficio para simplificar los trámites.
También habrá más protección a las víctimas durante el proceso penal, en particular se protegerá a los damnificados frente a las «ofensas» de los terroristas y «los grupos sociales que les apoyan» durante los juicios.