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VISTAS. Terraza de Chumbera Azul, orientada hacia la costa de El Palmar. / ROMÁN RÍOS
Sociedad

Confort sin toxinas

Chumbera Azul cumple dos meses en La Muela como el único hotel ecológico construido con materiales respetuosos con el Medio Ambiente

LA VOZ
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Tan improbable es encontrar una chumbera azul como un hotel ecológico que respete el medio ambiente. Las casualidades de una caleidoscópica provincia permiten que los dos imposibles se hagan realidad en La Muela de Vejer. Allí, al caer la tarde, el sol a punto de saltar al Atlántico extiende su templada lengua de luz sobre las colinas y convierte en azul el verde de las chumberas. Sandalias con calcetines, prismáticos y pantalones de trekking, un matrimonio extranjero de unos 60 años contempla la escena desde la terraza de Chumbera Azul, el hotel ecológico que tomó el nombre de la escena y ha cumplido dos meses como una de las apuestas más grandes por el turismo ecológico en España.

El reto es fuerte. De seis millones de euros. Han servido para poner en pie el único edificio de construcción bioclimática, materiales naturales o certificados de Cádiz, España e incluso de Europa. La construcción se asemeja a un refugio sostenible y en parte lo es. En su interior no se puede fumar, se aprovecha la energía del sol, el agua, se separa la basura y todo lo que se come o bebe es producto ecológico, incluso la cerveza.

Por no haber, no hay ni PVC en esta construcción que parece pedir permiso a un entorno desordenado de verdes claros de hierba y diseminados de arbustos.

Gloria Núñez -la dueña del hotel-, decidió hace siete años cambiar un proyecto de televisión local en un municipio madrileño por una cruzada tranquila en favor de sus ideales verdes. Así buscó la calma en una guerra de siete años por abrir Chumbera Azul en un terreno de Patria, en la Muela, en Vejer. Siete años de ideas, planos y retos después ya recibe a sus primeros clientes el hotel que opta a las cinco estrellas sobre 30.000 metros cuadrados con una de las mejores vistas de la zona.

«Quería que todo se adaptara al entorno», dice y admite que todo tiene un precio. La directora del hotel, Lourdes Sierra calcula que la construcción dobla el presupuesto de otras de sus características pero sin los cánones ecológicos. No hay cimientos de hierro, sino piedra de escollera y las paredes se levantan sobre ladrillo de barro «carísimo», aislado con madera, corcho y lana de oveja.

Ahora, la aventura se enfrenta al desierto turístico del invierno gaditano con una oferta de cuatro casas para hasta cuatro personas cada una, 16 habitaciones y tres suites. Para demostrar su viabilidad se está haciendo un hueco entre los touroperadores especializados en turismo ecológico.

Música y alta cocina

El hotel incluye también otras peculiaridades muy curiosas co-mo que, al hacer la reserva, preguntan la música preferida del cliente para prepararle un mp3 individual. Al despedirlo, la factura incorpora el gasto de energía que ha hecho durante su estancia.

La Chumbera Azul también se une a la corriente gastronómica de la cocina ecológica. Para ello cuenta en sus fogones con el prestigioso cocinero jerezano Manolo Valencia que propone un sugerente menú degustación con algunas de sus mejores armas como el gazpacho de tomate verde, el dulce de higo chumbo con tuna o el verdel relleno de huevas. Todo con productos ecológicos.