Un billete de dólar falso en la Bolsa de Francfort. / REUTERS
Economia

El FMI advierte de que no caben «soluciones domésticas» ante una crisis mundial

El organismo activa vías de emergencia para ofrecer financiación rápida

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No son tiempos estos para cowboys solitarios. El director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, advirtió ayer de que esta es «una crisis global» que no se puede resolver con «soluciones domésticas», y previno contra los intentos aislados que pueden desatar reacciones adversas y contagiar sus efectos a otros países. «Cooperación y coordinación son el precio del éxito», sentenció el gran gurú de la organización multilateral. «Todos los actos solitarios tienen que ser evitados y hasta condenados».

Era una referencia velada a acciones como las de Italia y Alemania, que subieron por su cuenta los fondos de garantías para los depósitos bancarios antes de que la Unión Europea alcanzase un acuerdo. Como ex ministro de finanzas galo, Strauss-Kahn dijo entender lo difícil que es alcanzar un consenso y tomar decisiones, pero instó a los países europeos a trabajar juntos y evitar acciones independientes.

«Consenso no significa uniformidad», matizó. «Se puede cooperar y decidir lo que se va a hacer, discutir con los socios y los miembros de la comunidad financiera internacional, aunque luego haya que actuar de otro modo porque las situaciones son distintas en cada país», explicó. «Lo que hay que evitar es que un país adopte una decisión sin conocer qué es lo que van a hacer otros, y sin tener en cuenta las repercusiones sobre otras naciones».

Un consejo muy oportuno en vísperas de que se reúna en Washington el G-7. Strauss-Kahn, que en noviembre pasado sustituyó a Rodrigo Rato al frente del FMI, avisó que «ningún país está a salvo» de esta crisis, todo lo más «tardarán más en sentir los efectos, pero acabará llegándoles la onda expansiva». Y si todos se verán afectados, todos deben ser parte de la solución. En su opinión, dejar fuera de los acuerdos a los países emergentes crearía un problema de legitimidad.

«Nadie está a salvo»

A la institución le preocupa qué pasará cuando la crisis golpee a estos países, de los que depende el crecimiento global el año que viene, dado que los avanzados se estancarán o incluso tendrán una evolución negativa. Por eso ha activado un mecanismo de emergencia para ofrecer financiación rápida a quienes estén en apuros. La última vez que se puso en marcha fue en 1997 para asistir a los países asiáticos.

En sus recomendaciones para afrontar la crisis destacó la necesidad de recapitalizar a las instituciones bancarias con dinero público como medida para restaurar la confianza «antes de que podamos usar los instrumentos financieros tradicionales». Y aunque a crisis acaba de arrancar y no espera que se empiece a salir de ella hasta finales de 2009, «tampoco es demasiado tarde para hablar de las lecciones que deja», en términos de supervisión y regulación de las instituciones bancarias. Retratar un valor justo de los activos, mayor transparencia de cuentas y cerrar los lapsus de las regulaciones son algunos consejos para evitar que vuelva a ocurrir.