El liderato

unque comprendo el razonamiento táctico que nos ha hecho Pablo, la opinión de Ángel es, a mi juicio, más aceptable sobre todo si la aplicamos a las peculiares características del equipo amarillo. Pablo prefiere que el Cádiz se mantenga discretamente en un segundo lugar de la clasificación y que, en el sprint final, se encarame al liderato. Me explica cómo, en las carreras de fondo, el vencedor suele ser el atleta que durante el largo recorrido se mantiene agazapado con el fin de administrar sus fuerzas y de no atraer la atención de los seguidores. Fíjate cómo, en la recta final, los sorprende a todos arrebatándoles el triunfo. Ángel defiende que el equipo que lidera la clasificación infunde entusiasmo a la afición, atrae la ayuda de los hados y da alas a los jugadores. ¿No has oído hablar -me pregunta- de la suerte de campeón? Mi planteamiento es menos teórico porque retengo en la memoria los sufrimientos de las últimas temporadas y las desagradables sensaciones que experimentábamos al advertir que, una y otra vez, se escapaban las oportunidades de lograr los objetivos propuestos. Ya que estamos en el pozo de la Segunda B, lo menos que podemos pedir al equipo es la alegría de vernos colocados en el primer lugar durante el mayor tiempo posible y la tranquilidad de comprobar que un mullido y ancho colchón de puntos nos protegerá de cualquier tropiezo accidental. La victoria del Cádiz en Linares y la consiguiente conquista del liderato nos confirman las posibilidades reales de ascender a Segunda y nos renuevan la confianza cimentada en la calidad de unos profesionales dirigidos por un entrenador que, además de sus conocimientos técnicos, ha hecho gala de una indudable habilidad para asumir los resultados, para administrarlos como armas psicológicas, para manejar hábilmente las situaciones de presión, para transmitir tranquilidad y para inspirar sentimientos de confianza. deportes@lavozdigital.es