Jerezanía o gaditanismo
La que se ha liado entre Jerez y Cádiz por lo del nombrecito del aeropuerto, lo cual no hace más que llover sobre mojado porque es dar en el orgullo catetil y localista de quienes quieren hacer de su ciudad, como con Ikea, la república independiente de la república independiente de de nada.
Actualizado:Es verdad que Jerez no es Cádiz ni Cádiz Jerez, ni El Puerto, o Rota, o Benalup, o Algeciras Hay tantas individualidades y tantas idiosincrasias en esta provincia que a lo mejor lo que hay que cambiar es el nombre de la misma. Bueno, mejor no dar ideas. Así que no queremos que nos confundan, que lo nuestro es puro derroche de jerezanía. ¿Faltaría más! Que, como dijo la faraona: « Soy de Jerez, señores, de Jerez de la Frontera ». Aunque a ella de poco le valió. Pero también hay quien presume de gaditanismo y no lo confunde con estar permanentemente mirándose en el ombligo de La Caleta.
Sin embargo, yo, que vivo a caballo entre Jerez y Cádiz -lo de 'a caballo' es pura metáfora- muero entre febrero y mayo y me desdoblo entre abril o marzo. Me explico, muero entre el Carnaval y la Feria, y me apasiona tanto el costal o la molía como el mecío de balcón a balcón de un paso de horquilla. Aunque eso sean sólo topicazos, porque la realidad cotidiana nos muestra dos ciudades que se necesitan y complementan, cuyos habitantes luchan por sobrevivir entre reconversiones y cierres de empresas, entre la movilidad laboral y la dificultad para encontrar un trabajo digno. Así que cuando me preguntan de dónde soy siempre respondo que soy ciudadana de la Bahía y quien quiera levantar o ver fronteras entre estas dos ciudades es que es más necio que cegato. Alimentar las diferencias y la insana competencia, más allá de una mera rivalidad deportiva, me parece de una enorme torpeza.
En un mundo de globalización e interdependencia, en el mundo de las telecomunicaciones, en la era del trabajo en red, tenemos tanto que aprender y que compartir que no podemos encerrarnos en localismos puebleriles.