Y por fin, el Valle...
Gallardo, Zarzana y De Mora Quirós ofrecieron un pregón brillante repasando la historia de la devoción de la dolorosa El acto contó con piezas musicales y proyecciones audiovisuales
Actualizado: GuardarSe esperaba mucho del pregón de la Coronación del Valle, y por muchos motivos. Sin duda, era uno de los momentos más emotivos e intensos previos a la Coronación Canónica de la titular mariana de la cofradía del Viernes Santo, y los tres pregoneros habían sabido vender la ilusión necesaria para llenar las 1.200 localidades del Teatro Villamarta, y eso que no les hacía falta. Y no les hacía falta porque cuando juntas a tres primeros espadas del arte del verso para cantar y contar las bondades de la imagen que el próximo primero de noviembre se va a coronar, pues es normal que el público cofrade, agradecido siempre, responda.
Pues el respetable agradeció a Gallardo, Zarzana y De Mora la belleza de este pregón, de este anuncio como ellos han querido llamarlo tantas veces. Por fin se habla del Valle a boca llena. Esta experiencia, pionera a tres bandas aunque conocida gracias al pregón del Rocío que ya ofrecieran en su momento Gallardo y Zarzana, mantenía expectantes a los hermanos del Cristo, que esperaban ansiosos la facilidad de palabra de estos tres pregoneros de la Semana Santa jerezana.
No defraudaron, como cabía esperar. Gallardo, el Tiempo, fue el primero en intervenir, haciendo referencia a aquel inolvidable pasaje de Flamenca del manto rojo que hoy, décadas después de su pregón de la Semana Mayor en el Villamarta, todavía se recuerda. Le siguió Zarzana, que personificaba en el escenario a Jerez, con una bella descripción de cómo la ciudad se rendirá en noviembre a la belleza y grandeza de la Virgen del Valle. Y Enrique Víctor, el fervor cofradiero, terminó esta bella presentación postrándose a las plantas de la Señora de San Telmo. Un bello comienzo, sin duda, que dejó paso a la voz de Jesús Méndez, que se desgarró la garganta con una saeta que sonó a gloria en el escenario.
Los tres amigos supieron diferenciar bien sus papeles encima del escenario, de manera que cada uno abordó la coronación canónica desde un punto de vista distinto. Zarzana, haciendo gala de su jerezanismo, dedicó una preciosidad a la Virgen del Valle: «Y yo, Jerez, que la quiero/hasta dolerme en la sangre/paso de la risa al llanto/emocionado al rezarle./Y tiemblo junto a su Ermita/cuando le cantan la Salve/y el Campillo me repite/que Ella fue siempre su Madre./(...)/Y de Ella, nació el Cristo./Y por eso, sus cofrades, han reclamado sin tregua/oro y perlas que entregarle». Y terminó pidiendo a los jerezanos que acudieran de todos los barrios, de las viñas y los almijares hasta la Cruz Vieja, para vivir la Coronación Canónica de la Señora del Viernes Santo, que repiquen los metales de las campanas jerezanas y que al sonar adornen el aire.
Gallardo, con su ironía y fino sarcasmo de siempre, reflejó la historia de la devoción del Valle en la ciudad de Jerez, e incluso se remontó con acierto y compás a la primera ocasión en que Valle se pudo entender como advocación de la Madre de Dios, antes de ceder la palabra a Enrique Víctor de Mora, que se dejó llevar por su fervor cofradiero para recordar la alegría y el entusiasmo que se sintió en la Ermita de San Telmo el día que se anunció la Coronación Canónica por parte del prelado de la ciudad, Juan del Río Martín. De Mora evocó todos los atributos y elementos de las cofradías, desde los varales, pasando por los encajes y las blondas y acabando por el dorado de las cornetas, afirmando que todos se alegraban por la Coronación Canónica de la Virgen del Valle, y terminó sus versos diciendo que «...por Ella se alegra todo./Por Ella el fervor cofrade./Por Ella que es la bandera/de la gracia y del donaire./Por Ella romance y copla/oración pura y desplante,/Madre que al Cristo nos llama/con el fervor de una Salve./Hoy, pregón en Villamarta./Pronto, alegría en la calle/Madre de Cielos y Tierra,/Madre Bendita del Valle».
Aunque sin duda, y antes de ir terminando el pregón con versos que se iban alternando entre ellos, uno de los momentos más emotivos estuvo a cargo de José Luis Zarzana, en representación de la ciudad de Jerez, cuando se acordó de la muerte, de la Expiración del Hijo de la Virgen del Valle, y de cómo las lágrimas que soltó ese día son las que hoy valen una Coronación Canónica. «Aquel que estaba en la cruz/lo había llevado en su seno,/y aunque vestida de rojo/era su luto muy negro./(...)/La vi llorando aquel día/y olvidarlo ya no puedo,/porque no hay otra llorando/con más ternura en su pecho./Por ese llanto de Madre/que no cabe en su pañuelo/una corona de oro/ceñirá su negro pelo».
El pregón, que gracias a la calidad de los tres oradores, y a la inclusión de imágenes fijas, piezas musicales y videos antiguos de la Virgen del Valle, dejó un exquisito sabor entre los cofrades que asistieron al Villamarta, que en ningún caso se limitó a la asistencia de los hermanos del Cristo. Tras hora y media en el escenario, los tres pregoneros, intercambiando con compás y esmero las voces, reclamaron para la Virgen del Valle tres coronas, una invisible, otra la común a todas las dolorosas y la última, la de oro, la que el próximo uno de noviembre se le impondrá a María del Valle para alegría de todo Jerez.
Una coronación que tuvo su brillante anuncio con el maravilloso pregón que estos tres pregoneros ofrecieron anoche en el Teatro Villamarta, y que concluyó de manera brillante: «¿Que la cruz de la Cruz Vieja/se dé tres golpes de pecho!/Que en San Miguel las campanas/toquen los tres pregoneros,/a compás de bulerías/y pasodobles toreros./Que Ana y que Manuel Parrilla/-el baile y el toque nuestros-/desde la calle Campana/ hasta la calle Pañuelo,/recen un Ave María/rodea de costaleros./ ¿Que baile Manuela Carpio/envuelta en soníos negros...!/¿Y que Tío Juane, en su fragua/forje una toná de fuego/con letras de oro que digan/desde Jerez hasta el cielo.../¿Viva la Virgen del Valle/y el Cristo que está en San Telmo!».