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HALLAZGO. La GFP ha servido para avanzar en estudio de enfermedades como el cáncer y el alzheimer. / EFE
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La química es bella

Los científicos Osamu Shimomura, Martin Chalfie y Roger Tsien ganan el Premio Nobel por descubrir la proteína verde fluorescente

COLPISA/ AFP
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El premio Nobel de Química fue otorgado ayer a tres investigadores, un japonés y dos estadounidenses, que tras el descubrimiento de la proteína verde fluorescente en una medusa lograron avanzar en el conocimiento del desarrollo de enfermedades como el cáncer y el alzheimer.

El japonés Osamu Shimomura y los estadounidenses Martin Chalfie y Roger Tsien fueron galardonados con el Nobel por el descubrimiento y desarrollo de la proteína verde fluorescente (GFP) observada en las medusas, que «se convirtió en uno de los más importantes instrumentos utilizados por la bioquímica moderna», añadió el jurado.

Todo partió de la medusa aequorea victoria, de donde se extrajo la proteína GFP, cuyas propiedades hicieron que la investigación biomédica avanzara espectacularmente.

«Con la ayuda del GFP, los investigadores desarrollaron métodos para observar procesos que eran hasta ahora invisibles, como el desarrollo de las células nerviosas en el cerebro o sobre cómo proliferan las células cancerígenas», según el comunicado. Esta proteína tiene la particularidad de emitir fluorescencia bajo rayos ultravioletas (UV) sin ayuda de otras sustancias.

Historia de un descubrimiento

Fue Osamu Shimomura, nacido en 1928 en Kyoto, el primero que observó a inicios de los años 60 esta medusa que adquiere color verde cuando se agita. El estadounidense Chalfie, nacido en 1947 y profesor de biología en la Universidad Columbia en Nueva York, concibió a finales de los 80 las aplicaciones que podría tener esta proteína milagrosa para la biomédica. Logró en especial identificar el gen que controla la GFP, lo que facilitó su utilización en laboratorios, en especial en la investigación del gusano llamado C. elegans. La fluoresencia del GPF hizo posible localizar proteínas en células y rastrear sus desplazamientos.

El tercer Nobel, el estadounidense Roger Tsien, nacido en 1952 y profesor desde 1989 en la Universidad de California, en San Diego, amplió más los alcances del descubrimiento al lograr colores todavía más intensos.

Ahora los investigadores pueden, gracias a la GFP, seguir la evolución de las células, por ejemplo los daños causados por la enfermedad de alzheimer.

En una experiencia espectacular, investigadores diferenciaron células nerviosas del cerebro de un ratón con un caleidoscopio de colores. Los tres ganadores del Nobel de Química compartirán un cheque de 10 millones de coronas suecas (1,02 millones de euros) y recibirán su premio el 10 de diciembre en Estocolmo.