Avanzar o huir hacia adelante
Hay quien confunde avanzar con huir hacia delante. Avanzar consiste en ir de un lugar a otro de manera premeditada. Para avanzar es necesario partir de un punto concreto y sólido. Es fundamental determinar el punto de partida para poder saber cuánto avanzamos, cómo, porqué, para qué, con qué herramientas, en cuanto tiempo y de qué manera. Si somos capaces de responder a estas cuestiones, podremos explicar nuestro avance y los factores, tanto positivos como negativos, que han influido en el proceso.
Actualizado:Avanzar es un acto consciente y voluntario. Es una decisión valiente, una apuesta, un reto. Avanzar también lleva su porcentaje de incertidumbre, porque quien decide avanzar sabe que cualquier factor externo puede frenar o variar su objetivo. Por tanto, para poder afirmar que estamos avanzando es necesario explicar antes dónde estábamos, qué espacio hemos recorrido y dónde estamos ahora. No dar explicaciones y manifestar públicamente que estamos avanzando es mentir, es crear falsas expectativas, es demagogia pura.
Huir hacia delante es una conducta propia de cobardes, de incompetentes, de gente que sabe que es un perfecto inútil, pero que no está dispuesta a ceder ni un solo palmo de terreno a los que le aprietan por detrás. Huir hacia delante es lo mismo que hace el avestruz: esconder la cabeza y creer que nadie lo ve. Es decir continuamente que se está trabajando en abstracciones, manifestar que se están haciendo «cositas» y que pronto llegarán los resultados, aunque los resultados no lleguen nunca. Los únicos resultados que se ven, porque el nota es un fanfarrón y está continuamente haciendo ostentación de ellos, son los suyos. Decía don Manuel Alcántara hace poco en su columna: «El que crea que en España se vive mejor con el euro que con las antiguas pesetas o le ha tocado la Primitiva o es concejal de urbanismo de un pueblo de la costa». Huir hacia delante es decir siempre que nunca pasa nada, es negar toda evidencia de crisis, es querer solucionarlo todo en los restaurantes haciendo chistes malos, creyéndose que es gracioso, cuando en realidad es un imbécil redomado. Huir hacia delante es dejar que sucedan los acontecimientos y creer que van a salir bien porque sí. Porque la buena voluntad de las personas hace que todo salga con un aprobado bajo. Huir hacia delante es tomar una actitud contemplativa del entorno, sin incidir ni mejorar nada que pueda ser mejorable. La cuestión es cambiar todo aparentemente para que todo siga igual.
Por todas estas razones, y por otras que seguramente he olvidado, es conveniente no confundir avanzar con huir hacia delante. Quien huye hacia delante de manera desesperada no le importa que con él se precipiten todos y cuantos les rodean. Huir hacia delante es la actitud del cobarde suicida que desea morir matando poco a poco, lentamente.
Francisco Rodríguez Apolo. Barbate