Los agricultores vuelven del andamio a los cultivos
El éxito de la flor cortada en los años 80 y 90 revolucionó la agricultura de la costa noroeste, la zona que hasta hace unos años presumía de ser la que más flores exportaba de toda España.
Actualizado: GuardarLa gestión casi familiar de los cultivos facilitó que muchos pequeños agricultores pudieran subirse al tren de la flor, hasta el punto de que se calculan que más de 20.000 familias, (no sólo de Chipiona, sino también en Sevilla y Sanlúcar) dependían de esta industria del sector primario. «Había muchos agricultores temporales, que mantenían su trabajo y a la vez, si tenían algún terreno pequeño, se metían a cultivar para ganar así un extra a sus salarios», explica María José Giménez, desde una de las pocas empresas de exportación que se salvaron en la crisis. El declive de la flor cortada coincidió con el boom inmobiliario del año 2000 y el próspero sector de la construcción llevó a muchos de estos agricultores «espontáneos» y temporales a abandonar los invernaderos y subirse al andamio.
La nueva crisis inmobiliaria, que ha empezado ya a causar estragos en las listas del paro ha cambiado la tendencia, y así «se empieza a ver a personas que trabajaban como albañiles que al quedarse sin empleo están volviendo a los huertos», explican agricultores chipioneros. Eso sí, «el regreso no está siendo aún masivo», considera Giménez.