Politonos flamencos
Gracias a las recomendaciones de mi amigo y compañero Alberto García Reyes estoy colaborando en las páginas hermanas de Abc para cubrir algunas actividades de la presente Bienal de Sevilla. Sin duda, el gran escaparate mundial del flamenco en el Mundo. No les voy a contar aquí nada con respecto a los contenidos de la misma pero sí algunas anécdotas que nos sirven para sobrellevar esta gran maratón de actos, tres casi todos los días, en la gran ciudad del río Betis. Muchas están siendo recogidas en un apartado llamado La Chácena y me gustaría compartirla con todos ustedes.
Actualizado: GuardarSin duda, la que más nos ha llenado la sonrisa fue que la que se produjo durante la representación de la obra de Javier Barón en el Teatro Lope de Vega. Justo antes de comenzar la puesta en escena, en esos minutos en los que se recomienda en varios idiomas que apaguen los móviles y demás, Alberto me comentaba que había saludado a un importante torero de la ciudad y que éste le había comunicado que había tenido un percance sin importancia aparcando su vehículo. En ese mismo instante, una joven que estaba sentada en la butaca aledaña, haciendo caso omiso a los mensajes de megafonía, hablaba por el móvil con su padre a viva voz. «No te puedes imaginar quién me ha hecho un bollo en el coche... sí, el torero que más admiras... no me lo puedo creer». Los dos miramos a la chica con cara de sorpresa, cuando otro espectador, que estaba oyendo el episodio, se dirige a ella con todo el arte del mundo y le dice: «Mira muchacha a mí me pasa eso y por la gloria de mi madre que yo no arreglo el bollo mientras viva». Ya se pueden imaginar las risas en el patio de butacas.
Por cierto, lo de los móviles en los teatros es increíble. Al día si-guiente a esta representación y en el mismo teatro, con el Arcángel en plena concentración interpretando el pregón del uvero, sonó por tres veces consecutivas un politono de esos que preparan para los que tienen problemas auditivos. Aquello me hizo recordar la Bienal de hace dos años, cuando en las mismas circunstancias Vicente Amigo tapó las cuerdas de su guitarra, detuvo su soleá, se dirigió al inaprensivo y con todo la serenidad del mundo le dijo: «Mira, si la llamada es para mí, dile que ahora mismo no me puedo poner que estoy tocando en el Lope de Vega...». Tecnología y flamenco no siempre van de la mano, aunque como dijo el compañero Bohórquez no queda mucho para que los flamencos representen en escena la última película de George Lucas. Vaya tela.