El San Fernando se niega a bajar en la tabla y sorprende en casa al Poli Ejido
El equipo de La Isla está realizando un arranque de liga excelente. Particularmente sobresaliente en casa, donde sólo ha sacado petróleo el hoy líder de la categoría y en un partido que también tuvo sus opciones de victoria el cuadro azulino. Casi intratables como locales, los de Iriondo volvieron a mostrar su cara más competitiva en esta ocasión.
Actualizado: GuardarAyer llegaba al Nuevo Municipal isleño un equipo invicto no sólo en liga, si no en pretemporada y Copa, como es el Polideportivo Ejido. Hace cinco meses los del poniente se paseaban por el fútbol profesional, mientras que el San Fernando jugaba en Tercera (y además, con una plantilla que no cobraba y apenas subsistía). Emparejados en la misma categoría volvían a cruzarse tras el precedente de final de agosto en Copa. Los azulinos se medían así a un equipo superior en presupuesto, mejor en comparativa jugador a jugador y que también arrastraba un excelente momento de forma.
Pero no se dejó impresionar y sólo dejó al rival la iniciativa en los primeros diez minutos de partido. De ahí en adelante, o compartir el mandato o asumir la dirección de partido. No hubo otra. Comenzó el choque con un Poli Ejido mejor situado que los isleños. El equipo favorito parecía cumplir el pronóstico. En los primeros dos minutos Azcárate tiene un doble remate ante Raúl Iglesias: el primero se va a saque de esquina, mientras que el segundo concluye desviado tras el córner. Son los minutos en los que el Poli se planta bien, conduciendo el balón desde atrás, y haciendo que el San Fernando no se encuentre cómodo sobre el terreno de juego.
Primeros aplausos
No obstante, no rinde sus naves en ningún momento el cuadro de Antonio Iriondo. Javi Casares despierta los primeros aplausos con intentonas por banda izquierda. No hubo que esperar mucho más. A los once minutos, Azcárate agarra a Puli en el área y el trencilla sevillano cobra la pena máxima. Marco acierta desde los once metros: tira suave a la derecha de Valerio, que se va largamente a la izquierda, engañado por el jugador azulino.
Pero los visitantes no se rinden y a la media hora Nakor se adelantaa Raúl Iglesias en el remate de un saque de esquina y logra el empate en el marcador. Juego interesante, pero menos elaborado hasta que se llegó al intermedio.
La salida a la vuelta del receso obligado traería la polémica de la jornada. Corría el minuto 57. Un balón al interior del área visitante, buscando la espalda de la zaga almeriense deja a Casares y Puli ante Valerio. El remate al alimón de ambos se va al larguero de Valerio y el subsiguiente remate lo aloja Puli en las mallas de los del poniente. Es el 2-1 y la alegría de la grada isleña.
Pero se desata el galimatías made in Mariscal Sánchez. El pitero sevillano concede el tanto y se encamina al centro del campo cuando se suscitan las primeras protestas de los jugadores de El Ejido. Obligado por la situación consulta a sus asistente y señala fuera de juego en la acción (no se observó que hubiera levantado banderín alguno en esa jugada).
Ahora las protestas son de los locales. En una ceremonia de la confusión -afortunada para los locales- vuelve a consultar al auxiliar bajo la atentísima mirada a cinco metros de quince o dieciocho jugadores, cada uno reclamando su verdad. La visita al Oráculo se salda con el señalamiento del centro del terreno, volviendo a conceder el tanto.
La siguiente ronda de protestas de los almerienses ya no tiene efecto, pero el árbitro se ha cubierto de gloria, porque peor imagen ya no podrá dar en su carrera deportiva. El San Fenando administró con sabiduría y disposición a la contra su corta renta, mientras el Poli se deshizo en un quiero y no puedo. Con todo, el marcador estuvo incierto porque en una acción infantil Lionel Franck se gana dos tarjetas en tres minutos (los que llevaba sobre el campo) y deja a su equipo en inferioridad. Este equipo que entrena Iriondo está evidenciado su fortaleza cada partido en La Isla, y salvó la papeleta ante un rival de los poderosos en la categoría.