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TRANQUILIDAD. Es una vía tranquila, a pesar de encontrarse en el centro de la ciudad, entre el Mamelón y la Porvera. / CRISTÓBAL
Jerez

Una calle llamada Gaitán que une dos mundos

La jerezana vía recibe este nombre por hacer vivido allí más de una generación de la familia de los Gaitanes

MANUEL SOTELINO
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Dos mundos habitan a cada lado de la calle. Por un lado, las sombrías aceras de la Porvera, con sus jarandas de copas altas, y, en el otro extremo, la luminosidad del Mamelón, que es un lugar todo luz y todo vida, con agua incluida. Gaitán es el puente que une esos dos mundos tan dispares y tan jerezanos.

Para pasar de un lado a otro, una calle, un lugar con poca acera. Una voz que se lanza a toda la ciudad, un buen despacho de abogados o unas propuestas gastronómicas. El puente se llama Gaitán y comencemos diciendo que jamás hubo un taller de gaitas ni nada que se le parezca.

Si echamos un vistazo atrás, encontramos a Juan Pedro Gaitán Churruchano. Así, al parecer, cuenta la historia de Jerez que se llamó en su día. También fue conocida como la calle de Don Pedro Gaitán el Ciego. Así es como se lee en los expedientes de los hospitales de la Sangre y de San Blas. La reputada familia de los Gaitán procedía de Juan Gaitán y de Eufemia, hija del célebre Garci-Gómez Carrillo, el famoso guerrero cristiano que defendió el Alcázar de la amenaza mora, quedando malherido y, una vez restablecido, devuelto a Alfonso X El Sabio por parte del Rey de Granada.

Ahora son batallas de otro tipo las que se juegan en la calle, una vía transitada por los coches y por muchos viandantes que pasan de la oscuridad de Porvera a la luminosidad del Mamelón.

A comer

En medio de la tranquilidad se escucha el ajetreo de platos que florece desde el número 3. Se trata del conocido restaurante Gaitán, que sigue dando de comer a quien le apetece la restauración cuidada desde hace más de sesenta años. «Antes ya había aquí una pensión», comenta Pepe Román, que ahora lleva los designios de establecimiento. Pepe lleva dos años con el negocio. Se lo traspasó Juan Hurtado, toda la vida cocinando en el Gaitán. «Tenemos ahora de jefe de cocina a Fernando Ramos, que era el segundo de Hurtado y que lleva aquí toda la vida». Sin embargo, Pepe le está dando una nueva imagen al restaurante. Cada gestor infunde en sus negocios sus propios criterios. «Estamos metidos en una reforma seria al restaurante; queremos darle nuestro propio toque», afirma.

Al menú ya ha llegado el tiempo de los cambios. Algunas propuestas como la cola de toro o el cordero confitado a la miel y al brandy de Jerez como carnes y, de pescados, chipirones en su tinta con arroz pilaz y la merluza confitada con laurel. «Y siempre alguna recreación especial con el tiempo. No sé ahora con las fiestas de la Vendimia pues algo preparado para el momento, o en Semana Santa o cuando llegan las motos», comenta Román. La bodeguita del Gaitán tiene también su encanto. «Es un lugar muy jerezano que brindamos a nuestros clientes para tomar de postre un Pedro Ximénez», asegura Pepe.

Radio

Al fondo se escucha una voz. Hay que acercarse para oír la de Leonardo o la de Beatriz. Son los periodistas que diariamente están a pie del micrófono verde. Es la emisora de Onda Cero en Jerez. Pepe García, responsable de emisiones de la emisora, nos recibe y nos enseña los estudios. Las dependencias de la radio están en un edificio nuevo ubicado en la calle. Quizá se pierde el encanto de las viejas emisoras de radio, donde todo huele a añejo. Ahora, hasta el ascensor que te sube a la segunda planta habla educadamente, e indica a todos en qué lugar se encuentra, cuándo se abren las puertas y cuándo permanecen cerradas. Sin embargo, y volviendo a la emisora de Onda Cero, las dependencias son funcionales y prácticas. Todo está preparado para que suene la voz, aunque ahora está la programación en cadena.

El estudio central lleva el nombre de José Manuel Ruiz Infante, que dirigió la emisora en sus comienzos, además de dirigir también Antena 3 Radio. Se nos fue demasiado pronto el bueno de José Manuel. Un infarto sesgó su vida cuando apenas acababa de abrir los ojos. «Llevo ya algunos años aquí», comenta Pepe. La emisora un total de diez años, pero él ya estaba montando equipos y fijando el sonido perfecto para que llegara a los receptores de radio lo más limpio posible. Después vino la época de Alfonso González y, ahora, Eduardo García. Comerciales que entran y salen, Leonardo que ordena el guión de mañana y Pepe que está culminando una jornada de trabajo. «Ahora estamos trabajando en nuestros premios de Jerezanos del año», prosigue. Dejamos la radio y sus preparativos de cara a la entrega de premios que tendrá lugar el próximo día 8 de octubre en González Byass. Allí estará el bailaor Joaquín Grilo, representantes del aeropuerto de Jerez o de la Bolsa de Caridad de la Virgen del Valle.

José Ramón Antón está preparando el bar para la mañana. A partir de las siete y media, habrá cola en la puerta del bar. «Así son las cosas, no te exagero nada», comenta.

Ciertamente lo dice con un halo de amargura, como con susto por lo que le espera mañana. «Y todos los días igual. Aquí no se para, demasiado trabajo, más de la cuenta», subraya. Los desayunos del bar de la Once parece que tienen fama por todo Jerez. «No sé cuál será nuestro misterio. Quizá el precio o que la gente se encuentra a gusto y más resguardada. Pero aquí vienen de los bancos, oficinas, algunos trabajadores de La Once, personas mayores y hasta trabajadores de Hipercor. La barra se llena de tostadas y de cafés y esto se convierte en una batalla campal».

Ahora, el bar se encuentra un tanto solitario. Igual que la calle. Gaitán también entra en estado de hibernación por unas horas. La voz de Beatriz volverá cuando casi rompa el día con el informativo de la mañana. La radio volverá a funcionar, los desayunos serán el rompecabezas de José Ramón y la vida volverá a funcionar.