Los cuatro grandes de la UE acuerdan el rescate de la banca en apuros por la crisis
Una cumbre internacional, que se celebrará lo antes posible, revisará las reglas del capitalismo financiero
Actualizado:Los líderes de Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido dieron su visto bueno a las ayudas a las instituciones financieras en apuros, siempre que no se vea lesionada la competencia, los directivos que fracasan sean sancionados y también los accionistas compartan el peso de la intervención.
Los cuatro dirigentes acordaron promover la celebración «lo antes posible» de una cumbre internacional para revisar las reglas del capitalismo financiero y, de forma inmediata, pedirán al Banco Europeo de Inversiones financiación por 35.000 millones de euros para que las pequeñas y medianas empresas europeas no se vean asfixiadas por la crisis.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, invitó ayer en París a la canciller alemana, Angela Merkel, y a los dirigentes británico e italiano, Gordon Brown y Silvio Berlusconi, para elaborar una estrategia común europea con la que hacer frente a la crisis financiera internacional, pocas horas después de que el plan de rescate bancario lograra el apoyo necesario en Estados Unidos. Pese a los llamamientos a la colaboración y el entendimiento, cada uno de los mandatarios quiso destacar, al término del encuentro, sus propias conclusiones, que no siempre fueron en la misma dirección. El presidente francés señaló que, en caso de que los poderes públicos «apoyen a un banco en dificultades», los cuatro países -principales motores económicos de la Unión- «se comprometen a que los directivos que fracasaron sean sancionados» y harán que los accionistas «compartan igualmente el peso de la intervención».
Intervención pública
La contracción del mercado internacional del crédito interbancario ha provocado que muchos bancos estadounidenses y europeos choquen con dificultades para refinanciarse y mantener su solvencia. El belga-holandés Fortis o el franco-belga Dexia han sido salvados de la quiebra gracias a la intervención de los poderes públicos, que los han nacionalizado. Entidades bancarias británicas y alemanas también han podido salir del paso con el apoyo gubernamental. Pero la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, se mostró sobre todo interesada por proclamar que cada país debe «asumir sus responsabilidades» frente a la crisis bancaria, sin perjudicar los intereses del resto de Estados.
Sin rodeos, Merkel declaró «no estar satisfecha» por la iniciativa del gobierno irlandés de conceder garantías a ciertos grandes bancos irlandeses. «Ya pedimos a la Comisión Europea y al BCE que intenten dialogar con Irlanda. Es importante actuar de una forma equilibrada y no causar perjuicios los unos a los otro», observó.
Hubo más matizaciones. Así, el mandatario francés, presidente de turno de la Unión Europea, afirmó que «la CE tendrá que dar prueba de flexibilidad en la aplicación de las reglas en materia de ayuda estatal a las empresas».
Los 'peros' de la reunión
Por el contrario, el primer ministro luxemburgués Jean Claude Juncker, presente en la 'minicumbre' en su calidad de líder del Eurogrupo, aseveró que el pacto de estabilidad y crecimiento, que fija los límites de deuda y déficit público que los Estados no deben sobrepasar, «debe ser respetado en su integridad». Para Juncker, «una acumulación de déficit y una vuelta a la espiral del endeudamiento es, sin duda alguna, un movimiento peligroso».
El primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, se encargó de destacar el acuerdo en apoyo de las pymes, surgido de su propia iniciativa. Los dirigentes pedirán al Banco Europeo de Inversiones (BEI) 31.500 millones, porque esta crisis procedente de EE UU ha afectado a todas las compañías», subrayó. Explicó que el objetivo es proporcionar a las pymes de Europa «un dinero con el que mantener la actividad, conservar a sus empleados y seguir con sus servicios». En la reunión participaron también el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y el jefe de la CE, Jose Manuel Durao Barroso.