El narcotráfico aprovecha la crisis social y hace de Sanlúcar su gran puerta de entrada
Con un 22% de aumento del paro, desempleados de la pesca o del campo y varios jóvenes caen en las redes como solución rápida y millonaria
Actualizado:El uso de la desembocadura del Guadalquivir como puerta de entrada del hachís que será consumido en Europa no es ninguna novedad. Desde hace años hay familias sanluqueñas dedicadas a introducir cargamentos para terceras personas, los verdaderos propietarios de la mercancía. Pero las recientes imágenes televisivas de vecinos abucheando e insultando a algunos agentes que se afanaban en interceptar un alijo en la playa de Las Piletas -a escasos cien metros de la Comisaría de Policía- y las miles de toneladas requisadas en los nueve primeros meses del año -16.000 kilos más que en el mismo periodo de 2007- requieren de un análisis que vaya más allá de lo estrictamente policial.
Las redes están explotando con mayor intensidad el litoral sanluqueño, donde han encontrado también un terreno propicio para hacerse fuerte en él. Se trata de un negocio ilícito, pero consentido por numerosos lugareños que viven de él. Ese ambiente nada hostil ayuda a que los traficantes metan cargamentos antes de que oscurezca o a muy pocos metros de la comisaría o el cuartel de la Guardia Civil. Fuentes policiales reconocen que la situación se está complicando. «Aquí están viviendo un momento dulce porque se mueve mucho dinero. Pero hay otra realidad soterrada: ajustes de cuentas, secuestros express, disputas y robos de alijos. Cada vez hay más gente que se mete en esta historia y la competencia es mayor. La gente no es consciente de las consecuencias que acarrea la droga».
Esa competencia se traduce en la llegada de la ley de la oferta y la demanda incluso en un mundo fuera de la ley. «Hace unos años se llegaba a cobrar 6.000 euros por participar en un alijo. Hoy en día a veces consienten en cobrar unos 600 euros por cargar fardos una noche. Si hay más personas dispuestas a hacer el mismo trabajo, el 'sueldo' baja».
Pero, ¿de dónde sale esa mano de obra? Sanlúcar es uno de los municipios más azotados por el desempleo, con un 22% de incremento en lo que va de año, cuando la media provincial no alcanza el 19%; los parados sin un horizonte próximo son cada vez más. Según los últimos datos del paro, el sector de la construcción ha sido uno de los más afectados, sin olvidar el permanente estado crítico de la pesca, que con la subida de los carburantes sobrevive a duras penas. «Con suerte, un pescador puede sacar unos 120 euros a la semana. Eso ya no da para vivir y si este pueblo no ofrece oportunidades, hay incluso traficantes que se aprovechan de la necesidad del vecino para captarlo», reconocen dos pescadores que pasan el rato en la playa de Las Piletas; uno de los puntos principales de entrada de droga junto a Bonanza, muy cerca del puerto pesquero.
De mayor: narco
Lo mismo ocurre con los adolescentes. Las mismas fuentes policiales tienen conocimiento de cómo en los colegios algunos niños han llegado a afirmar si tapujos que de mayor quieren ser traficantes como sus padres. Esa reacción ya no coge de sorpresa a los colectivos antidroga. En la Federación Nexos recuerdan cómo esas mismas respuestas se daban años atrás en Barbate, cuando el conocido narco Antonio Vázquez Gutiérrez, alias Antón, hacia ostentación pública de su nivel económico.
Pese a los datos preocupantes del paro, hay otras cifras que no reflejan una depresión económica local. Según el último anuario económico de la Caixa, el municipio sanluqueño casi duplicó su parque móvil en cinco años y recientemente se ha abierto un gran centro comercial.
Los datos policiales también avalan el repunte del tráfico de drogas en este enclave gaditano. La Guardia Civil ha incautado este año desde enero a septiembre, inclusive, 38.600 kilos de hachís y ha detenido a 42 personas. En el mismo periodo de 2007, la estadística ofrecía 22.813 kilos intervenidos y 38 detenidos. La presión policial ejercida en el Estrecho y en el litoral de La Janda ha desviado los transportes hacia la desembocadura del Guadalquivir, donde es vox populi que las cámaras del SIVE no alcanzan toda la zona, pese a que el año pasado se anunció el blindaje completo del litoral gaditano.
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