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EXPERIENCIA. La tienda de moda Ruan resume una vida dedicada al comercio. / MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Los valientes de la crisis

Ante la ralentización generalizada de la economía y del mercado laboral, diez negocios desafían la tormenta y recibieron ayer su licencia de apertura en Cádiz

CARMEN G. FRIGOLET
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Los tiempos de crisis han alumbrado diez negocios en la capital gaditana. Los diez pequeños empresarios recibieron ayer mismo la licencia de apertura de manos del Ayuntamiento. Son los valientes en medio del temporal.

Dolores Ruiz se crió prácticamente detrás de un mostrador. Recuerda cómo, después del colegio, corría al negocio que regentaban sus padres y reorganizaba a su gusto el local familiar. Vuelve la vista atrás en su segundo día como propietaria de Ruan, una tienda de moda y complementos que inauguró hace tres días en la avenida Marconi.

Para ella, este establecimiento resume toda una vida relacionada con el comercio, en concreto con el sector textil. Su extensa experiencia en grandes almacenes le acercó ese trato directo con el público que, según afirma, supone el aspecto más enriquecedor de su trabajo. «A fin de cuentas, no tengo clientes, tengo amigos», apunta sonriente.

La autonomía en tiempos de crisis económica no acobarda a Ruiz. Asegura que abrir cada día su tienda le aporta «más vida y alegría». Paciencia, esfuerzo y una actitud positiva conforman, a su juicio, el triunfo personal. Y ella no escatima en disciplina para lograr sus objetivos.

Asegura que ya en el primer día de apertura agotó las existencias de algunos accesorios, ya que sus precios se adaptan a la clase media. Ruan está dirigida al público femenino, con ropa que abarca desde un estilo juvenil a otro más maduro. «Los complementos tienen un toque novedoso que normalmente no se ven en el resto de tiendas; además, los artículos de ropa vienen importados de Italia y la calidad ofrece seguridad», subraya. Después de tanta dedicación, Dolores no imagina su vida de otra manera.

Un inicio compartido

En cambio, Elsa Pérez jamás pensó que su primer negocio tuviese tantas garantías. De hecho, afronta el traslado del Centro de Estética Integral María Rosado, un local en el que figura ahora como asociada. Con este proyecto, su economía mensual sufraga más gastos. Aunque le respalda un préstamo bancario para emprendedores: «Voy a medias con mi antigua jefa». Y añade: «Ella ya tiene reconocimiento como esteticien y peluquera, se ha labrado la confianza de algunos clientes fijos... si hubiera empezado desde cero yo sola, sí que tendría algo más de miedo a fracasar», asevera. En apenas dos meses, María Rosado y Elsa Pérez han sometido este negocio de belleza a un cambio de ubicación que les ha proporcionado una publicidad extra. «La gente entra y pregunta precios... hay interés en el servicio», agrega una trabajadora.

La crisis, dicen, se ha convertido en el tema de conversación más recurrido en el salón de peluquería. Sin embargo, usuarias y profesionales le restan importancia a tanta alarma social. «Llevamos apenas una semana de funcionamiento, pero el ritmo de trabajo se ha mantenido, incluso ha crecido al estar más visibles, en Ana de Viya». Pese al aumento de alquileres o la contratación de más empleados, saben que el resultado se verá en unos meses.

A día de hoy, algunos pequeños comercios parecen plantar cara a la recesión. No obstante, el optimismo también encalla con problemas técnicos en los locales. La falta de electricidad retrasa ya dos semanas la apertura de La boutique de la fruta, puesta en marcha por David Serrano. Con este comercio en Pintor Godoy, el grupo Frusur mantiene su presencia en la provincia con otras cinco fruterías entre Puerto Real y El Puerto de Santa María. La ubicada en la capital es la única aún inactiva. Serrano aún no sabe cómo va a pagar los 1.000 euros de crédito que ya debe a su banco. «Estaba desempleado y he invertido mis ahorros en la frutería. Espero que se solucione pronto». Como la crisis.