Sevilla, Cádiz, Jerez...
Por citar algunas de las ciudades que en la actualidad se hayan en pleno proceso precongresual en lo que a las elecciones a la dirección del PSOE local se refiere. Son tres ciudades en las que se están dando procesos muy similares, aunque no las únicas. Que si la lista oficial es contestada por una alternativa, que si se cuestiona el papel del alcalde, alcaldesa o concejal para asumir además la Secretaría General La dificultad para acceder al censo de militantes a las listas no oficialistas o el debate y la discrepancia trasladada a los medios de comunicación. Si leen en estos días la prensa de estas tres ciudades, los titulares son muy parecidos, las historias paralelas y a la vez originales, porque cada una tiene una lectura y análisis diferente.
Actualizado: GuardarLo que más me llama la atención de estas situaciones es que aún hay quien se rasga las vestiduras porque trasciende el debate interno en un partido, y sobre todo que haya quien entienda este debate como un signo de debilidad, cuando más bien es todo lo contrario. Un partido vivo es aquel en el que se genera debate. La ausencia de debate es más propia de los partidos totalitaristas en las que cualquier disidencia significa expulsión. Nadie con un espíritu mínimamente democrático puede temer la confrontación en las ideas y confundir una crítica a la gestión (orgánica o institucional) con un ataque personal. Es un error en el que suelen caer líderes inseguros. Oiga, que usted puede ser una bellísima persona y un pésimo gestor o gestora, pude ser también que su tiempo ya haya pasado, que usted haya cumplido con su objetivo y sea la hora de dar paso a otr@s. Querámoslo o no, el poder institucional siempre se aleja de la realidad cotidiana porque tiende a hacer más caso a las opiniones de los asesores y técnicos -entre otras cosas, porque para eso están- que a la voz de la calle. Por el contrario, la militancia de base está permanentemente en contacto con la calle, y pone el contrapunto necesario, mientras que la vida de un cargo institucional se desarrolla más en los despachos y las reuniones. Nos falta mucha democracia y nos sobra dramatismo; nos falta sentido del humor y nos sobran personas que hacen del poder, y no del compromiso, su única razón de ser.