Los desdoblamientos son los grandes olvidados

Toda lista es injusta. Suelen sobrar cosas y, si estamos hablando de inversiones para una provincia, faltan otras muchas. En los Presupuestos del Estado para 2009 brillan con luz propia tres grandes damnificados por estos tiempos de crisis o, sencillamente, porque no se consideran una prioridad en los despachos de Moncloa. Un año más, los desdoblamientos de la N-340 entre Vejer y Algeciras y en la Nacional IV (la vía paralela a la autopista de peaje entre Cádiz y Sevilla), además de la línea ferroviaria entre las dos Bahías conforman el grupo de los olvidados.

Las situaciones de ambas carreteras arrastran una historia larga. La A-48 (que así se llamaría la 340 en cuanto se duplicase) retoma el «vuelva usted mañana. A los escasos 600.000 euros que se destinaron en 2008 en concepto de realización de estudios, para 2009 sólo se incorporan 100.000 más. Es poco, pero se antoja más sangrante la situación si se recuerda que los PGE de 2008 habían planteado otros 600.000 euros para 2009, con lo que ni siquiera se llega a esa cifra. Con todo, el proyecto acumula pequeñas dotaciones desde 2004 y no termina de ser una realidad. Los últimos inconvenientes vienen de las múltiples alegaciones que está recibiendo el proyecto.

No es el caso, el de las pegas de distintos colectivos al trazado, de la conversión en autovía de la Nacional IV entre Sevilla y Jerez. Las partidas tiran a muy pequeñas. Por un lado, existe una consignación de 100.000 euros para el tramo entre Los Palacios y Dos Hermanas. Algo más hay pensado para el trayecto entre Jerez y Los Palacios, donde se rozarán los tres millones para 2009 y se irá subiendo poco a poco durante 2010 y 2011 (hasta alcanzar un total de más de 24 millones).

Bastante peor que ambos desdoblamientos está otra de las reclamaciones históricas de la provincia. Se trata de la construcción de una línea de ferrocarril entre la Bahía de Cádiz y la de Algeciras. Los Presupuestos no recogen nada de nada: ni un sólo euro ni para un proyecto inicial. Empresarios y buena parte de la sociedad vienen exigiendo esta infraestructura, que colocaría a la capital como base complementaria de todo el flujo comercial que genera el Estrecho. Y viceversa.