Vaivenes en la determinación del salario mínimo
Normalmente todos los que trabajan por cuenta ajena se consideran mal pagados y todo aquel que paga piensa que lo hace en exceso. En España los convenios colectivos regulan la cuestión salarial desde una posición de máximos que dejan poco espacio al acuerdo individual, homogeneizando las percepciones salariales de los trabajadores de los distintos sectores de la actividad y alejándose del concepto de productividad en su determinación y cuantificación.
Actualizado: GuardarOtra cosa es la regulación mediante Real Decreto del salario mínimo interprofesional. Aumentar el salario mínimo es una pretensión de todos los políticos que lo venden como un logro de progreso y sensibilidad social. Sin embargo, se ha observado una disfunción en la sensibilidad social entre las pretensiones del presidente del Gobierno y las del ministro de Economía. El primero pretende una subida de más del 6%. El segundo no admite esa subida por los problemas perversos que ello supone y que se acrecientan en situaciones de crisis. Con toda seguridad, a quien no beneficia la subida del salario mínimo es a la economía en su conjunto, ya que ni ayuda a contener la inflación, ni a la creación de empleo. España se ve inmersa en un grave problema de competitividad internacional, suponiendo el alza de los costes laborales un lastre para ganar en competitividad internacional. Entre 1999 a 2006 los costes laborales unitarios han crecido una media cada año del 1,2 % más que los países de la zona euro, mercado natural de nuestro productos, y del 2% de los demás países de la OCDE.
La determinación del salario mínimo es una cuestión de política económica que se adopta en un contexto determinado. Ahora la cuestión es contener la inflación y crear empleo o tomar decisiones de cara a la galería para abanderar la política económica del pseudoprogreso social, muy progre pero con efecto perverso sobre el mercado de trabajo. A mayor diferencial entre el porcentaje de subida del salario mínimo y la situación de equilibrio, mayor dificultad para que el mercado de trabajo se desenvuelva en situaciones de normalidad y se cree empleo, que es la medida más social que puede adoptar cualquier gobierno en situaciones de crisis.
Por eso la adopción de la cuantificación del salario mínimo no puede consistir en una cantidad que se asemeja más a una ocurrencia que una decisión política económica equilibrada y racional que va a beneficiar al conjunto del sistema.
El trabajo es uno de los tres factores de la producción considerados básicos (junto a la tierra y el capital), factores que se utilizan para la producción de bienes y servicios. Aunque los mercados de factores se parecen en muchos aspectos a los de bienes y servicios, presentan con estos una importante diferencia: la demanda de un factor de producción es una demanda derivada. Es decir, la demanda de un factor de producción por parte de una empresa se deriva de su decisión de ofrecer un bien en otro mercado (el de bienes y servicios). La demanda de tuberos navales por un astillero va intrínsecamente unida a la oferta de buques construidos en ese astillero.
Analicemos la demanda de trabajo. El factor trabajo es sin duda el factor más importante, sobresaliendo sobre los otros dos, ya que en las economías modernas los trabajadores perciben la mayor parte de la renta total. Los mercados de trabajo se rigen, al igual que otros mercados de la economía, por las fuerzas de la oferta y la demanda. En el mercado de bienes, la oferta y la demanda determinan el precio del buque. En el mercado de trabajo, la oferta y la demanda de tuberos navales, determina el precio del factor trabajo (tuberos), es decir su salario. Pero los servicios prestados por los tuberos navales no son bienes finales susceptibles de poder ser utilizados por los consumidores, sino que son factores que se emplean para producir otros bienes: el buque. Para comprender la demanda de trabajo, es preciso centrar la atención en las empresas que lo contratan y lo utilizan para producir bienes para ser vendidos en el mercado. Examinando la relación entre la producción de bienes y la demanda de trabajo, comprenderemos la determinación del salario de equilibrio.
Dos cuestiones a considerar para la determinación del salario. En primer lugar presumimos, como no debiera ser de otra forma, que el astillero es una empresa competitiva, tanto en el mercado de fabricación de buques (ya que vende los buques que fabrica), como en el de contratación de tuberos navales (en el que la empresa es compradora del servicio). Suponiendo que el astillero es una empresa competitiva y maximizadora de beneficios, que es como debe ser cualquier empresa en una economía de mercado, la demanda de factores se ve únicamente condicionada por esa contingencia: la maximización del beneficio, segunda cuestión a considerar.
Los salarios se rigen por la oferta y la demanda de trabajo. La demanda de trabajo refleja a su vez la productividad del trabajo, es decir, cada trabajador va a recibir del empresario en concepto de salario su contribución a la producción de bienes y servicios a la economía. Es la acumulación de inversiones en personas (entre las más importantes inversiones de estas características se encuentran la educación y la formación en el trabajo, también llamada experiencia laboral). Acabamos de analizar la capacitación del trabajador o capacidad, que a su vez debe relacionarse con otro elemento para determinar la productividad del factor trabajo que es el esfuerzo. No debe sorprendernos que las personas más trabajadoras sean más productivas, de igual forma lo son los más capacitados, lo que determina y justifica un mayor salario. Pero también influye otro tercer concepto, la suerte. Sí un trabajador se especializa en algo que el mercado ya no demanda (imaginemos que la construcción naval ya no demanda el oficio de calafate porque los modernos barcos no son precisos de calafatear por existir mejores tecnologías para su impermeabilización), a pesar de su esfuerzo y capacidad, su salario tiende inexorablemente a bajar, ya que su cualificación se ha quedado obsoleta. Por lo tanto, los tres elementos indicados inciden en la cuantificación del salario, pero sin poder determinarse la incidencia de cada uno de ellos.
Concluyo aludiendo a la importancia que el nivel de formación y capacitación tienen en la formación del salario. Sólo mencionar el demoledor informe PISA. Una de dos, o la Junta de Andalucía asume de una vez para siempre el problema de la Educación o a conformarse con el diferencial del nivel salarial de las regiones más prósperas de Europa.