Y ahora qué...
Que viene el lobo Que viene el lobo Hasta que vino. Ya tenemos visualizada la crisis financiera con esa imagen de la noticia del informativo del mediodía en la que se confirmaba que la veleta del sistema económico internacional que es Estados Unidos tenía que ponerse el mono de trabajo y sofocar, como auténtico bombero, el incendio de una de sus mayores entidades financieras. Y detrás de ésta vino la crisis de la aseguradora y otra y otras La crisis mundial es una realidad. Y a nosotros, desde COAG, nos puede la indignación.
Actualizado: GuardarY es que nuestra organización lleva años denunciando que el libre albedrío económico estaba bombardeando más allá del mercado, que las consecuencias del todo vale sobrepasaban los límites entre la obtención de beneficios económicos y la libertad y los derechos de las personas, así como llevamos años demandando la regulación y el control para evitar lo que, finalmente, y por desgracia, ha ocurrido: hasta el pan ha entrado en el juego de los especuladores.
En definitiva, los que han manejado los hilos económicos sin trabas en el de aquí quito y allí me lo llevo han antepuesto el bolsillo y las astronómicas ganancias a las personas. Y ahora nos estamos encontrando de bruces con las consecuencias.
Ante nuestras denuncias, siempre nos topamos con las mismas respuestas: el estado de libre comercio, la OMC no lo permite... Ahora que se ha comprobado que no funciona, ahora que los estados se ven obligados a intervenir porque el caos puede ser épico, ahora que hay desabastecimiento de productos básicos para la alimentación en el mundo Ahora qué
Pues ahora creemos que es hora de depurar responsabilidades y juzgar a esos tiburones, que no sólo son autóctonos de Wall Street, sino que también pululan por Europa, España y nuestros lares, que se han cargado, o por lo menos lo han intentando, el sector agroalimentario. Un sector primario con el que nunca se debía haber jugado a la especulación.
Además de pedir responsabilidades por todo el atropello, hay que poner freno urgentemente a la situación y hacer que impere la coherencia, lo que no tiene que ver con las ganancias para unos pocos y sí con el derecho de muchos.
Lo que nos queda ya claro a todos es que la principal lección de la crisis es que el mercado no resolverá el problema. Por lo tanto, en cada país hay que establecer políticas que deben estabilizar los precios de los mercados. Es primordial que nadie se vea obligado a vender el fruto de su trabajo por debajo de los precios de los costes y que todo el mundo pueda vivir dignamente de su trabajo. Señores, estamos hablando de derechos humanos.
Que tomen nota los burócratas que diseñan las políticas económicas y los políticos que las refrendan, en concreto, los que están al mando de la revisión de los resultados de la última reforma de la PAC, conocida como chequeo médico.
Ya no hay excusas, ya no es porque lo diga COAG y otras muchas organizaciones del mundo, ya no hablamos de futuribles, sino de cruda realidad Tienen que cambiar el rumbo.