«¿Ya eres el jefe, coño!»
Un micrófono capta las palabras del presidente en funciones al nuevo máximo cargo del Supremo
Actualizado:La jornada de ayer fue muy larga para Carlos Dívar, el nuevo presidente del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, que tuvo que pisar dos veces en un día el salón de actos del alto tribunal, reservado para las máximas solemnidades. Además de participar junto al Rey, desde las cinco de la tarde, en el acto de apertura del año judicial, por la mañana fue el protagonista, sobre las doce del mediodía, del pleno conjunto del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en el que tomó posesión oficial de su cargo.
Dívar fue apadrinado por los magistrados del Supremo Aurelio Desdentado y Fernando Pignatelli. Situado entre ellos, recibió el collar de la magistratura, tras lo que ocupó el sitial de la presidencia que le corresponde. Ése es todo el misterio de la ceremonia, pero el acto terminó con una comentada anécdota.
Hasta que Dívar llegó a su nuevo cargo, el presidente en funciones del Supremo era Ramón Trillo, presidente de la Sala Tercera, de lo Contencioso-Administrativo, y magistrado más antiguo del alto tribunal. Una vez cedió su sitio al nuevo máximo responsable del Poder Judicial, éste se limitó a señalar que «el acto ha concluido». Entonces se inició una salva de aplausos entre los juristas y público asistentes, tímida al principio pero que tomó fuerza después y se mantuvo durante casi un minuto.
Dívar, sorprendido por la efusión de los asistentes, le preguntó a Trillo: «¿Es que me aplauden a mí?», sin percatarse de que el micrófono que captaba sus palabras seguía en ese momento encendido. Y éste, ignorante también de ese dato, le contesto: «Ni se han sentado, ni se han sentado, siguen en pie... ¿Bueno, ya eres el jefe, coño! Ahora, a currar».
Antes, sobre la diez de la mañana, un dato había convertido en especial una jornada, la de la apertura del año judicial, que se repite cada año como una fotocopia de sí misma. Fue en la tradicional misa previa a la ceremonia, celebración que se desarrolla en la iglesia de Santa Bárbara, que comparte edificio con el Supremo.
Este año, el culto, al que como siempre asistió Dívar, lo celebró el mismísimo presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Antonio María Rouco Varela, algo inusual en este tipo de ocasiones. La judicatura de inmediato relacionó este hecho con la declarada y pública religiosidad del nuevo presidente del Tribunal Supremo.