CRÍTICA DE TV

Gamberros

Nuestros canales han consagrado ya de manera casi unánime el género del programa gamberro. Es ese tipo de programa en el que un comunicador -o dos-, más o menos cómico, aborda un área de la actualidad -o toda ella- desde un punto de vista expresamente satírico y faltón.

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Estas no son las noticias se define así: «Un desinformativo donde la actualidad manda pero nosotros no le hacemos ni caso». El programa dura 45 minutos, lo cual probablemente es excesivo porque nadie puede ser gracioso durante tanto tiempo seguido. Eso no obsta para que por el camino nos dejen unas cuantas piezas notables ya sea por lo cómico, por lo esperpéntico o por lo valiente. Valiente es la palabra cuando el cómico mete el colmillo -así, el viernes- en un asunto como la elección de Los girasoles ciegos para representar al cine español en los óscar: una historia en blanco y negro (moral) de escritor comunista bueno y cura fascista, libidinoso y, por supuesto, malo. «Qué original, ¿eh?», satirizaba el cómico.

Como al bufón de antaño, también al programa gamberro de hoy se le permite decir lo que a nadie más se le tolera. Bien es cierto que los actuales sátrapas del audiovisual son menos indulgentes que los monarcas absolutos de otrora, sobre todo en materia de parné, y por eso Telecinco ha prohibido a Sé lo que hicisteis que use imágenes de ese canal. Pero incluso estas medidas son aprovechadas por el bufón para marcarse unas risas, y así hemos podido ver a Patricia Conde protagonizando un par de excelentes números cómicos con el refugio de acudir a Telecinco a pedir perdón por sus pecados.

Una reflexión al margen: cuando se recurre tanto a los bufones, es porque la libertad de los demás ha menguado. Ojo.