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COMPARECENCIA. Juan José Ibarretxe interviene ante la mirada de Patxi López y José Antonio Pastor. / TELEPRESS.
ESPAÑA

Ibarretxe deja sin respuesta el revés a su consulta y frena la ofensiva soberanista

El lehendakari dice que «el PSOE y el PP, a través del Constitucional, nos han señalado claramente los límites de la alambrada»

PAULA DE LAS HERAS
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Juan José Ibarretxe ya no tiene ficha para mover. Por primera vez en muchos años, el 'lehendakari' se presentó ante el Parlamento vasco sin fuelle para reactivar su ofensiva soberanista. Atrapado entre el techo de cristal impuesto por la estrategia más pragmática de su partido, el PNV, y la «alambrada» que, según su propia terminología, levantó el pasado 11 de septiembre el Tribunal Constitucional, compareció ayer en el último gran pleno de la legislatura con las manos vacías y colgado aún de una 'ley de consulta' que él mismo dio por finiquitada.

La intervención del jefe del Ejecutivo vasco en el debate de política general -similar al debate sobre el estado de la nación en versón reducida- venía cargada de simbolismos. Hace un año utilizó esta misma plataforma para lanzar a bombo y platillo su 'hoja de ruta', el plan para la «normalización» del País Vasco en el que incluía una consulta ahora declarada ilegal. Un plebiscito que debía celebrarse el 25 de octubre.

Ayer, el 'lehendakari' tenía además la última oportunidad para pronunciar un discurso extenso y profuso en la cámara de Vitoria antes de las elecciones, porque en diciembre acaba la legislatura. Y aún así fue incapaz de articular ni uno solo de esos golpes de efecto de los que ha hecho un uso masivo para tomar la iniciativa. Ni tan siquiera desveló si será el candidato del PNV. Y mucho menos puso fecha a los comicios, que se moverán entre finales de febrero y principios de marzo, desestimada ya hace meses la posibilidad de adelanto.

Dedicó buena parte de su intervención al apartado económico y a las buenas expectativas de Euskadi frente a la crisis. Desgranó once proyectos estratégicos de empresas vascas con una inversión de 500 millones de euros, y reclamó el traspaso inmediato de las competencias pendientes para hacer frente a las contingencias económicas de una crisis que se extenderá, según sus cálculos, al menos hasta 2009, «no voy a negarlo».

Abrigado en la indefinición política y la precisión económica, se dedicó a dar vueltas sobre el mismo eje y se entregó al derecho al pataleo frente a los supuestos desmanes del «Estado español» y sobre todo de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno es su 'bestia negra'. Su predicamento entre los electores vascos es elevado, como pusieron de manifiesto los resultados de las generales, e Ibarretxe le acusó de «someter, imponer y pisotear» los deseos de la mayoría de la sociedad vasca.

Rodríguez Zapatero y España son, según el jefe del Ejecutivo vasco, dos de los grandes problemas del País Vasco. A la misma altura que el terrorismo de ETA. No en vano, Ibarretxe arrancó su discurso identificando como principales obstáculos para la «paz, la normalización política y el bienestar» de los vascos a la organización criminal, el Tribunal Constitucional -que según su visión trabaja «al dictado» del presidente del Gobierno- y la crisis económica.

Una crisis que es más grave en España y un poco menos en el País Vasco gracias a su gestión. El largo discurso del 'lehendakari' adoptó en este apartado un tono triunfalista para acallar a quienes le acusan de enredarse en asuntos que no preocupan a la ciudadanía, desatender lo verdaderamente importante y para pregonar que «nosotros lo hacemos mejor».

Recordó que el crecimiento del PIB vasco supera en lo que va de año la media española, que la balanza comercial es positiva frente al «déficit endémico del Estado español», que los ratios de I+D+I se acercan al 1,5%, «muy por encima de España» o que la tasa de paro es casi la mitad que la española.

Camino sin retorno

En el balance político de legislatura, se negó admitir que sus empellones soberanistas hayan sido en balde. A pesar de admitir que la 'ley de consulta' no tiene más recorrido jurídico, aseguró que «el camino está trazado y la consulta, más pronto que tarde, será inevitable». «Hemos recorrido un camino que no tiene vuelta atrás, pero tenemos pendiente de abordar un verdadero proceso de diálogo con mayúsculas y sin exclusiones», insistió.

Sus palabras llevaban implícita una condena a la ilegalización del PCTV y ANV, pero también una deslegitimación del sistema democrático español, en el que «los partidos españoles, el PP y el PSOE, se reservan el 'cepillado' posterior de los acuerdos en Madrid», y en el que «consultar a la ciudadanía vasca está prohibido porque pone en peligro la soberanía de la nación española, única e indivisible».

«No es necesario seguir fingiendo, el PSOE y el PP, utilizando al Tribunal Constitucional, nos han señalado claramente los límites de la alambrada sin caretas: sólo existe una nación, la nación española; sólo existe un pueblo soberano, el pueblo español; el pueblo vasco no existe y no tiene derecho a decidir», lamentó.

Equiparó así los argumentos de la España democrática con los de la dictadura franquista. «Hoy, como entonces, el pueblo vasco no se resigna», advirtió.